China, el cambio se para ante los derechos humanos
Datos oficiales cifran en 3.000 el n¨²mero actual de presos pol¨ªticos
ENVIADO ESPECIAL Las presiones internacionales sobre China en materia de libertades democr¨¢ticas est¨¢n abocadas al fracaso m¨¢s rotundo, a juzgar por las opiniones oficiales que se escuchan estos d¨ªas en Pek¨ªn. Por la v¨ªa de la condena antes que la del di¨¢logo, todos los pronunciamientos al respecto, provengan de Gobiernos o de organizaciones independientes, pueden tener un impacto negativo y acentuar el nacionalismo del pa¨ªs m¨¢s poblado del planeta, que en los albores de un pr¨®ximo milenio siente ya en la mano la idea de una Gran China con la pr¨®xima recuperaci¨®n de Hong Kong y Macao y la futura reunificaci¨®n con Taiwan.
El Gobierno chino pensaba recurrir, llegado al caso, al uso del veto, en su calidad de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, si los pa¨ªses occidentales hubiesen logrado aprobar en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que celebra estos d¨ªas su sesi¨®n anual en Ginebra ' una moci¨®n que permitiera abrir una investigaci¨®n sobre la situaci¨®n de las libertades en el pa¨ªs asi¨¢tico. "Estimarnos que se trata de una injerencia en los asuntos internos de nuestra naci¨®n, y, por consiguiente, nos opondremos con fuerza", manifest¨® el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Jiang Enzhu. La moci¨®n, que fue derrotada por un voto de diferencia, hab¨ªa sido presentada conjuntamente por Estados Unidos y la Uni¨®n Europea (UE).
"China cuenta con una propia realidad como naci¨®n y el Gobierno admite y acepta las cr¨ªticas a su pol¨ªtica, pero las cosas aplicables en Occidente no lo son para este pa¨ªs. Y si uno lee la historia moderna de China queda do manifiesto que el sistema occidental no es aplicable aqu¨ª, y en concreto el sistema democr¨¢tico", dice el viceministro Jiang. Pek¨ªn siempre sostiene que Occidente utiliza el tema de los derechos humanos como un instrumento pol¨ªtico para someter a China a la voluntad de los pa¨ªses desarrollados. De ah¨ª que brote inmediatamente todo el orgullo nacionalista de un pa¨ªs que supo liberarse de la invasi¨®n extranjera y realizar la revoluci¨®n. Los gobernantes de un pa¨ªs como ¨¦ste, de 1.200 millones de habitantes, que en menos de medio siglo ha pasado de la hambruna a la antesala de una sociedad desarrollada, afirman con las estad¨ªsticas en la mano que es incuestionable que el nivel de vida de la poblaci¨®n ha mejorado notablemente gracias a la reforma y, apertura econ¨®mica que. Deng Xiaoping inici¨® a finales de los setenta. El viceministro. Jiang sostiene con rotundidad que esta pol¨ªtica es ya irreversible y que la cercana desaparici¨®n de su inspirador no tendr¨¢ ninguna influencia, "porque contamos con una, direcci¨®n colegiada" al frente de la cual est¨¢ el presidente de la rep¨²blica y secretario general del Partido. Comunista Chino (PCCh), Jiang Zemin.
Sin embargo, al margen de las optimistas manifestaciones que lanzan a los cuatro vientos los gobernantes chinos, en los ¨²ltimos d¨ªas se ha producido una inusitada actividad de intelectuales y disidentes que, coincidiendo con la celebraci¨®n de la sesi¨®n anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), han sacado a la luz las evidentes limitaciones que existen en concepto de libertades p¨²blicas y el penoso trato que reciben los presos acusados de "delitos contrarrevolucionarios". El Gobierno no ha autorizado finalmente que una comisi¨®n de la Cruz Roja Internacional visite las c¨¢rceles. Seg¨²n estad¨ªsticas oficiales, la cifra de presos pol¨ªticos ascender¨ªa actualmente a cerca de 3.000. Sin embargo, es dif¨ªcil de calcularla con exactitud.
Algunas organizaciones independientes internacionales aseguran que el a?o pasado se produjo un aumento de la detenci¨®n de personas por motivos pol¨ªticos y un deterioro de la situaci¨®n carcelaria. El ¨²ltimo informe sobre derechos humanos, presentado el pasado mes por el Departamento de Estado norteamericano, suscit¨® la ira de Pek¨ªn, a pesar de que Washington constata una mejora de la situaci¨®n. El Gobierno neg¨® que existan en China presos de conciencia y calific¨® de falsas las denuncias de tortura y la venta de ¨®rganos de reos ejecutados. Sin embargo, fuentes pr¨®ximas al poder han reconocido que se han podido producir casos de malos tratos. Un profesor de la Universidad del Pueblo de Pek¨ªn revel¨®, en un seminario sobre los derechos humanos celebrado la semana pasada, que en cinco a?os se hab¨ªan registrado unos 2.000 casos de malos tratos en las c¨¢rceles del pa¨ªs, pero asegur¨¦ que los responsables hab¨ªan sido castigados y apartados de su trabajo.
En 1994, el n¨²mero de fusilamientos fue de cerca de 3.000, aunque las condenas fueron en muchos casos por delitos comunes o de corrupci¨®n econ¨®mica.
Wang Dan, el cabecilla de la revuelta estudiantil de 1989 por la que fue condenado a tres a?os de c¨¢rcel y puesto en libertad en 1993, firm¨® hace unos d¨ªas, junto a una veintena de disidentes, un manifiesto dirigido al Parlamento chino para que tome medidas en favor de la protecci¨®n de los derechos humanos. En v¨ªsperas de la reuni¨®n de la ANP se difundieron tambi¨¦n, aunque no a trav¨¦s de la prensa oficial, otros tres escritos firmados por varios intelectuales y activistas pidiendo la interrupci¨®n de detenciones sin l¨ªmite de tiempo y sin presentar cargos, a1 como la supresi¨®n de campos de reeducaci¨®n para presos pol¨ªticos. El Gobierno no parece pensar de la misma manera y ya ha dejado bien claro que no hay intenci¨®n de que estos manifiestos sean discutidos por el Parlamento. "Todos los ciudadanos tienen derecho a criticar a los ¨®rganos del Estado y formular sugerencias, pero estas personas han sido privadas de sus derechos pol¨ªticos de acuerdo con la ley" afirm¨® el portavoz parlamentario, Zhou Jue al recordar que muchos de los firmantes est¨¢n en libertad condicional.
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