Estudiantes se impone al flojo Somontano
Si el Estudiantes puede seguir aspirando fundadamente a lograr la octava plaza y, por tanto, a entrar en la lucha por el t¨ªtulo, se lo debe al rival que le toc¨® en suerte -en sentido estricto- en la jornada de ayer. El Somontano Huesca se mostr¨® tan d¨¦bil que hasta dio pena. Al menos, pareci¨® que los colegiales se apiadaban de los aragoneses, tal fue la desastrosa primera mitad, en la que ambos equipos rivalizaron en errores. No se puede decir que el partido fuera digno de la ACB. El Somontano, de cuya fragilidad aporta inequ¨ªvoca prueba su clasificaci¨®n -es pen¨²ltimo-, apareci¨® en Madrid lastrado, adem¨¢s, por las lesiones de Morton, el mejor de sus estadounidenses; Ruiz Lorente y Pardo. Demasiado para una escuadra cogida con alfileres y que salt¨® a la cancha con la derrota pintada en el rostro de sus supervivientes. La del Palacio no era su guerra y lo mejor era admitirlo cuanto antes. Pero el Estudiantes quiso ser magn¨¢nimo y eso, a la larga, le convirti¨® en cruel.
Para que eso sucediera, los madrile?os se dejaron contagiar por el ritmo cansino impuesto por el Huesca. Los ataques largos, la pesada circulaci¨®n de bal¨®n, la ausencia de chispa contraatacante, caracter¨ªsticas compartidas por ambos equipos en la primera parte, hicieron del duelo un aut¨¦ntico suplicio. Y propiciaron, por defecto de calidad, una sorprendente igualdad. El Estudiantes amenaz¨® con la huida (25-20, minuto 12), pero al Huesca le bastaron unos buenos minutos de Wilson y Hern¨¢ndez para responder y mantener el equilibrio hasta el minuto 17, 32-31. De no haber sido por Herreros, que tir¨® de su equipo para sacarle del letargo en el que indudablemente se encontraba sumido, los estudiantiles no se habr¨ªan ido al descanso con cuatro puntos de ventaja, 37-33, un marcador que produc¨ªa una impresi¨®n falsa: los cortos n¨²meros no eran sin¨®nimo de aguerridas defensas, sino consecuencia l¨®gica de durmientes ataques.
Todo cambi¨® en la continuaci¨®n. A fuer de ser exacto, s¨®lo el Estudiantes se transmut¨®. Decidieron sus jugadores que -una vez asegurada la victoria por extrema incapacidad del enemigo- merec¨ªa la pena una peque?a dosis de esfuerzo para alegrar a una afici¨®n que ha encontrado es casos momentos festivos esta temporada. Les bast¨® a los hombres de Hern¨¢ndez subir un pelda?o en la escalera de su intensidad defensiva para dejar al Somontano sin ideas. Privados de tiradores y sin fuerza debajo de las canastas, los aragoneses se entregaron pronto y sin condiciones.
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