La angustia vuelve al Atl¨¦tico
El Celta apel¨® al orden como arma y sentenci¨® el encuentro
Las tibias tardes de primavera deber¨ªan santificarse con partidos grandes y no con birrias de esta clase, que no respetan la bondad de la temperatura, la excelencia del c¨¦sped y el entusiasmo de la gente. En d¨ªas as¨ª, se sufre por el bal¨®n, convertido en el enemigo de todos. El Atl¨¦tico fue particularmente cruel con la pelota, aunque su lista de agraviados result¨® muy extensa. La afici¨®n sali¨® "enfurecida, echando pestes contra todos, especialmente contra Valencia, porque la irritaci¨®n siempre exige una v¨ªctima con nombre y apellidos. Otro que se indign¨® fue Gil, pero eso no es nuevo. Gil pas¨® a desg¨¹ello a Kosecki y al equipo entero, como ocurre frecuentemente en el Atl¨¦tico.. de Madrid. Volvieron los calificativos estruendosos - "sinverg¨¹enzas "mercenarios", "imb¨¦cil" (esto por Kosecki)- y de nuevo se observ¨® la fr¨¢gil existencia de un club sometido a todas las carencias imaginables. La peor de todas es su deficit de talento. Sin clase ni calidad, el Atl¨¦tico qued¨® expuesto al orden del Celta, que gan¨® con facilidad. Llev¨® el partido de la mano, con un juego tranquilo y bastante firme, suficiente para derribar la tosca oposici¨®n del Atl¨¦tico de Madrid.La breve recuperaci¨®n del Atl¨¦tico se quebr¨® radicalmente. Vuelve la angustia, la mirada asustada al calendario y la posibilidad del desastre final. El partido sirvi¨® especialmente para advertir que cualquier equipo puede tumbar al equipo de Basile, El Atl¨¦tico soporta todas las enfermedades posibles: la desorganizaci¨®n del club, el paso fugaz de dos docenas de entrenadores, la pobre planificaci¨®n del equipo y el estado de alarma permanente propiciado por el presidente, un hombre vol¨¢til que ha provocado en gran -medida la tremenda confusi¨®n que afecta a la entidad. El equipo viene a representar f¨ªsicamente la situaci¨®n actual: un conjunto desmadejado y triste, sin talento y sin ilusiones, abocado a cualquier desgracia.
Para el Celta fue un partido sencillo. Nunca temi¨® por el resultado, ni por la posibilidad de la recuperaci¨®n del Attico, ahogado rapidamente a aproximaci¨®n del C¨¦lta al partido fue cautelosa. Primevio el estado de su rival, luego se convenci¨® de su superioridad, despu¨¦s tom¨® el control de la pelota y finalmente se llev¨® la victoria. El resultado fue la consecuencia l¨®gica de la supremac¨ªa del equipo gallego. Uno de sus jugadores, el portero Villanueva, ni tan siquiera rompi¨® a sudar. Un s¨ªntoma del desarrollo del partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.