El agujero
Tras el bombardeo mit¨®mano que ha precedido la llegada de Courtney Love a Espa?a s¨®lo pod¨ªa desmentir el mero morbo un buen concierto. Hole subi¨® al escenario para confirmar, a trav¨¦s de dos intensas horas, que la necrofilia de los medios no ha sido capaz de engullir las poderosas canciones de la banda.Con la sala llena en su justa medida y un p¨²blico inquieto y curioso, Hole termin¨® arrastrando con su rodillo musical. Sus canciones, brutales e infantiles a la vez, han dado una nueva forma a la herencia del punk, las riot girls es un movimiento congruente, como lo es al final la m¨²sica de Hole.
Courtney Love, ataviada con un traje de raso plateado, desali?ado, mantuvo una serena calma ante la euforia de su p¨²blico. La basura a la que se refieren constantemente las letras de sus temas tiene el mejor soporte en unas composiciones que irradian la rabia acorde con su est¨¦tica.
Hole
Courtney Love (guitarra y voz), Melissa (bajo), Patti (bater¨ªa) y Eric (guitarra). Sala Aqualung. Madrid, 6 de abril.
El caos es su elemento y Hole lo domina con una parsimonia inesperada; la banda se mantuvo absolutamente est¨¢tica contradiciendo el esp¨ªritu de lo que tocaban en cada momento, canciones como My beautiful son, He hit me, Season of the witch, no dejaban escapar la atenci¨®n en ning¨²n momento.
Una banda femenina, que, como otras -L7, Babes in Toyland-, milita en la radicalidad de la m¨²sica como medio incisivo en una sociedad edulcorada. El grito es su arma m¨¢s afilada y Hole tiene en Courtney Love una certera daga.
Tan s¨®lo un poco de agua para el p¨²blico como gesto que pudiera calificarse de agresivo por parte de Courtney, de la que se vislumbraba que muchos esperaban algo m¨¢s. La anarqu¨ªa del quarteto de Seattle termin¨® por convencer de su energ¨ªa en una noche que transcurri¨® sin sobresaltos a pesar de las previsiones de muchos.
El fantasma de Cobain
El fantasma de Kurt Cobain apareci¨® m¨¢s a¨²n cuando Courtney Love pronunci¨® su nombre, ante la respuesta vociferante y masiva de la sala. El amor-odio que consigue provocar Courtney a trav¨¦s de su imagen no es m¨¢s que un juego peligroso que puede quemar a uno de los grupos m¨¢s interesantes de la independencia convertida a multinacional.
Al reclamo, ya en los bises de "h?ja de puta", la banda volvi¨® tras unos largos minutos de espera con una Courtney ataviada esta vez de negro para terminar de arrastrar a todo el p¨²blico hacia el agujero tambi¨¦n negro de su m¨²sica.
El cuarteto sabe explotar el morbo con una ligereza casi cerebral, una postura de ataque quiz¨¢ en respuesta a una posici¨®n tan fr¨¢gil.
La noche corri¨® como un tornado con el sonido quiz¨¢ no tan potente como cabr¨ªa esperar, pero est¨¢ claro que para dar dos horas veloces y tortuosas de rock, la aparente espontaneidad de la m¨²sica tiene que ser, sin embargo, producto de una intenci¨®n racionalizada.
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