La ¨¦pica de las patillas
Minutos despu¨¦s de viajar a la navidad esperp¨¦ntica de ?Qui¨¦n da la vez ? el espectador de Antena 3 pudo proseguir su peregrinar en el tiempo con el estreno de Curro Jim¨¦nez, el regreso de una leyenda (martes, 22.30), recuperaci¨®n para la cadena privada de unos personajes creados por la p¨²blica de anta?o. Lejos quedaban las im¨¢genes de bandoleros de zamarras sucias, mosquetones prestos y patillas generosas; tiempos en los que Curro, El Algarrobo y El Estudiante dejaban atronar sus risas en la sierra andaluza y alimentaban la leyenda con sus correr¨ªas.No se hace menci¨®n alguna a los personajes ausentes. Los a?os tampoco perdonan al bandolero encanecido y de cintura dilatada, ahora convertido en capit¨¢n honrado por sus sacrificios republicanos. Su hijo hereda el testigo de la rebeld¨ªa as¨ª como una preocupaci¨®n social surgida de improviso, tal vez por una revelaci¨®n silenciada, que le lleva a defender los derechos de los indios abor¨ªgenes.
Rodada en Uruguay, la serie se presenta respetando un formato cinematogr¨¢fico inusual vistoso y en televisi¨®n. La fotograf¨ªa se recrea en la belleza natural: ¨¢rboles de ex¨®tico follaje, praderas doradas bajo un sol extenuado, lagunas perdidas entre la arena de playas salvajes... En ese decorado se mueven caricaturas con aires de seres humanos. Y sus movimientos son cadenciosos en extremo, previsibles, marcados por un evidente deseo de prolongar una acci¨®n que no da mucho de s¨ª.
Ha desaparecido el encanto r¨²stico de la serie primig¨¦nea. Les traicionan las patillas: antes gloriosas y pobladas, ahora estilizadas, recortadas, dise?adas para su lucimiento en bares de moda. Priman en esta resurrecci¨®n un esteticismo vac¨ªo y un mensaje conciliador. Pueden funcionar de cara a las ventas en Latinoam¨¦rica, pero suponen un lastre para lo que se cre¨ªa una aventura de bandoleros emigrados en busca de un bot¨ªn, no de un follet¨ªn ¨¦pico-pol¨ªtico-colonialista. Un ejemplo: Curro Jim¨¦nez, m¨¢s conocido en tierras americanas como Don Francisco, toma jerez en el porche de su finca. Ver para creer.
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