Violencia, sexo y amor en Keith Haring
Una retrospectiva del artista norteamericano, en la Fundaci¨®n La Caixa de Madrid
Keith Haring muri¨® en Nueva York en febrero de 1990, tres meses antes de cumplir los 32 a?os. Cuando el sida acab¨® con su vida era ya famoso. Avispados coleccionis tas atesoraban sus obras, sus murales, cacharros pintados, mu?ecos de cart¨®n, m¨¢scaras, esculturas de yeso pintado, fotograf¨ªas, pintadas robadas de los paneles del metro donde este artista generoso dej¨® durante a?os una muestra de violencia, sexo y amor. La Fundaci¨®n La Caixa de Madrid (Serrano, 60) inaugura esta tarde una muestra con m¨¢s de 80 obras, que permanecer¨¢ abierta hasta el 16 de julio.
, Dicen que fue un virtuoso de la comunicaci¨®n. Un superdotado capaz de entender los pensamientos ocultos, los deseos inexpresados, los miedos de una sociedad y una ¨¦poca -la sociedad americana de los a?os setenta-ochenta- y hac¨¦rselos reconocibles y aceptables a sus conciudadanos."El verdadero artista s¨®lo es el veh¨ªculo de todo lo que pasa a trav¨¦s de ¨¦l", escribi¨®. Y a trav¨¦s de Keith Haring pasaba un verdadero r¨ªo. Ya antes de que muriera, los cr¨ªticos y los profesores se esforzaban por encontrar las claves de un ¨¦xito que iba m¨¢s all¨¢ de la calle y m¨¢s all¨¢ de los museos. Los m¨¢s humildes usuarios del Metro neoyorquino, y aquellos otros que jam¨¢s pisaron semejante cloaca, se sent¨ªan destinatarios del mensaje del artista. En todos ellos pensaba Keith cuando, como un poseso, pintaba durante d¨ªas, sin descanso, uno de aquellos inmensos murales alucinantes.
"Improvisador temerario que nunca mir¨® hacia atr¨¢s, su t¨¦cnica no le permit¨ªa borrar o corregir, porque el juego virtuoso de sus l¨ªneas buscaba sin cesar nuevos caminos", dijo de ¨¦l Sune Nordgren, quien, por cierto, encuentra extra?as similitudes entre el artista americano y el espa?ol Joan Mir¨®, "un encuentro m¨¢s all¨¢ de las barreras de las d¨¦cadas en las que siempre se ha intentado capturar a la historia del arte, pero de las que se escabulle con la misma facilidad".
Lo que Nordgren aprecia de semejanza entre ambos artistas es algo profundo: "Hay una paz, m¨¢s bien un ensimismamiento, en las im¨¢genes, como si el artista tuviera que alejar la amenaza y el p¨¢nico. Aguantar y, al mismo tiempo, crear una imagen del mundo distinta de la que se desmoronaba a su alrededor en ese momento. Por ello las constelaciones de Mir¨® son tambi¨¦n im¨¢genes de la resistencia del hombre".
Enfermedad
La imagen del mundo que se le desmoronaba a Mir¨® era la que se llev¨® por delante la guerra de Europa y la guerra de Espa?a. La que se le desmorona a Haring es m¨¢s cercana a nosotros: es la imagen de un mundo que los hippies de los sesenta so?aron como un para¨ªso posible y que en los setenta se vio bruscamente sustituido por el terror de una enfermedad que parece salida de la mente de un dios perverso, un castigo.
El sida est¨¢ omnipresente, en la obra de Haring. Tambi¨¦n lo est¨¢n otros s¨ªmbolos de la vida, la muerte, la alegr¨ªa, el miedo, la fe, el sexo y la fuerza, "con signos tan elaborados que provocan en el espectador, por asociaci¨®n e intuici¨®n, un movimiento de identificaci¨®n", escribi¨® Zdenek Felix. Para este cr¨ªtico, admirador de la obra de Haring, ¨¦ste representa el sentido de la vida propio de su generaci¨®n y su malestar frente a la realidad. Lo prueban la cruz, la pir¨¢mide, la estrella, el coraz¨®n, la serpiente, el drag¨®n. Por otro lado, el ¨¢tomo, la jeringuilla, el ordenador.
Pero es bueno escuchar lo que el propio artista pensaba de su trabajo. En diversas ocasiones dej¨® claro que se consideraba como un artista, no como un publicitario ni como un graffitero, por m¨¢s que siempre admiti¨® que estas influencias estaban en su arte. En una entrevista respondi¨® al cr¨ªtico Clift Flyman: "Mis dibujos tienen poco que ver con los dibujos entendidos en sentido cl¨¢sico, como por ejemplo los que nacieron con el Renacimiento. Mis dibujos no tratan de imitar la vida, tratan de crearla, de inventarla. Por tanto, se orientan principalmente hacia las as¨ª llamadas representaciones primitivas, y es por eso por lo que recuerdan tanto el arte de los aztecas, los egipcios, los abor¨ªgenes australianos y dem¨¢s. Esta es la raz¨®n de que existan tantos motivos comunes. La actitud frente al dibujo es la misma: inventar im¨¢genes".
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