"?Perdonar, s¨ª, ?Olvidar nunca!"

"?Nunca m¨¢s fascismo!, ?nunca m¨¢s guerra!, ?nunca m¨¢s Dachau!". Este conjuro formulado por Max Mannheimer, presidente de la comunidad de supervivientes del campo de concentraci¨®n nazi de Dachau, resume la celebraci¨®n ayer del 500 aniversario de la liberaci¨®n. En medio de la lluvia, unas 5.000 personas, muchas de ellas supervivientes del exterminio nazi con sus trajes de internados a rayas azules y blancas, acudieron ayer a esta peque?a ciudad, situada a unos 20 kil¨®metros al noroeste de M¨²nich. A Dachau le corresponde el honor de ser el decano de los campos de concentraci¨®n nazis. Se inaugur¨® poco tiempo despu¨¦s de la toma del poder, el 30 de enero de 1933, en una antigua f¨¢brica de munici¨®n. El 22 de marzo del mismo a?o, cuando ni siquiera hab¨ªan pasado dos meses desde la subida al poder de Adolf Hitler, llegaron los primeros 150 presos. Dachau se convirti¨® en una especie de campo modelo, donde las SS y dem¨¢s fuerzas nazis adquir¨ªan capacitaci¨®n en el oficio del exterminio.

Hasta el momento de la liberaci¨®n del campo por las tropas de Estados Unidos, el 29 de abril de 1945, tan s¨®lo nueve d¨ªas antes de la capitulaci¨®n de Alemania, pasaron por all¨ª m¨¢s de 200.000 internados. Aunque no era un campo de exterminio, como Auschwitz, en Dachau 32.000 personas fueron asesinadas o murieron como consecuencia del hambre, de las enfermedades o de los experimentos cient¨ªficos de las SS en su b¨²squeda de la raza aria. Esa es la cifra que consta en los archivos, aunque se supone que pudieron ser m¨¢s, porque muchas ejecuciones masivas de prisioneros rusos no se registraron. Cuando los soldados norteamericanos liberaron el campo, se encontraron 32.335 cad¨¢veres vivientes.

En esta primavera alemana pre?ada de aniversarios, ayer le toc¨® el turno a Dachau. Se celebr¨® con un d¨ªa de retraso, por respeto al s¨¢bado como festividad jud¨ªa y se retrasaron al domingo los actos conmemorativos. Esto hizo coincidir el 500 aniversario de Dachau con el del suicidio de Hitler en el bunker de la canciller¨ªa en Berl¨ªn, cuando las tropas del Ej¨¦rcito Rojo luchaban calle por calle. La fascinaci¨®n que ejerci¨® Hitler sobre los alemanes ha provocado un sinf¨ªn de estudios, discusiones y an¨¢lisis m¨¢s o menos acad¨¦micos estos d¨ªas en Alemania. Las librer¨ªas se llenan de obras sobre la historia de hace medio siglo, cuando las tropas aliadas liberaron Alemania del nazismo.

El presidente de Baviera, el socialcristiano Edmund Stoiber (CSU), dijo en el discurso con motivo de la celebraci¨®n en Dachau que "no hay ning¨²n camino para poner un punto final a ese cap¨ªtulo m¨¢s oscuro de la historia alemana", y aludi¨® a los campos de concentraci¨®n como "la m¨¢s profunda degeneraci¨®n de las costumbres en la historia de la humanidad".

El presidente de la comunidad de supervivientes, Mannheimer, formul¨® ayer la consigna: "?Perdonar, s¨ª! ?Olvidar, nunca!". Los supervivientes, cogidos de las manos alzadas hacia lo alto, cantaron con un coro y con la m¨²sica de la canci¨®n del movimiento de los derechos civiles de Estados Unidos, We shall overcome, una canci¨®n en la que repet¨ªan: "No olvidaremos, no olvidarernos".