Colar el novillo
Quisieron colar el novillo. A lo mejor era un ensayo con vistas a la feria de San Isidro. "Saquemos novillos, -a ver qu¨¦ pasa". Y los sacaron. Y pas¨® que el p¨²blico se puso furioso. Parece el nuevo empe?o empresarial, esto de sacar novillos. Ocurri¨®, en las Fallas de Valencia, donde cuanto se lidi¨® (es un decir, lo de lidiar) era novillo; en la Feria de Abril la mayor parte, y lleg¨® a tal extremo el abuso que devolvieron uno. Los m¨¢s viejos clientes de la Maestranza no, recordaban acontecimiento s6mejInte: ?un toro devuelto al corral por anovillado!De los novillos de Madrid. uno fue devuelto, en medio, de la general rechifla, pero no por novillo peque?ajo, asardinado y fam¨¦lico, sino por inv¨¢lido. El presidente le tom¨® su tiempo y no quer¨ªa devolverlo. Prefer¨ªa hacer el Don Tancredo en el palco, mientras la afici¨®n le voceaba un ampl¨ªsimo repertorio de denuestos. La afici¨®n acude a LasVentas con el reglament¨® y con el Diecionario de la Real Academia, es evidente.
Eulogios / Cepeda, S¨¢nchez, Gonz¨¢lez
Tres toros de Los Eulogios (dos rechazados en reconocimiento, uno impresentable devuelto por inv¨¢lido), l? y 3? anovillados; 5? con trap¨ªo, bravo. Dos de Hermanos Astolfi, cinque?os: 4? de gran presencia, manso, manejable; 6? bien presentado, inv¨¢lido. 2?, sobrero de Ortigao Costa; con cuajo, noble. Fernando Cepeda: pinchazo hondo y descabello (silencio); pinchazo, otro hondo, rueda de peones, estocada honda -aviso-, rueda de peones y dobla el toro (pitos). Sergio S¨¢nchez: bajonazo (aplausos y tambi¨¦n pitos cuando saluda), estocada ca¨ªda (divisi¨®n y saluda). Cristo Gonz¨¢lez: tres pinchazos y estocada (silencio); estocada ca¨ªda (palmas).Plaza de Las Ventas, 7 de mayo. Dos tercios de entrada.
No se dice que los novillos admitidos no tuvieran la edad exigida para ser lidiados en corrida de toros. En cuanto a papeles, gu¨ªas, certificados, p¨®lizas, nadie duda que estuvieran en regla. En cuanto a cara, hechuras y restantes prescripciones que se requieren para dar el tipo zoot¨¦cnico propio del toro cuatre?o, en cambio, les faltaban todas y se quedaban en novillos. Es como si en boxeo. (valga la compraraci¨®n, mejorando lo presente) anuncian "?Combate estelar! ?Pesos pesados! ?El Megaterio de Oklahoma!" Y aparece un ti¨ªllo en los huesos, los calzones cay¨¦ndosele por las canillas.
El taurinismo est¨¢ en guerra. De momento es la guerra fr¨ªa colar el novillo a la chita callando. Esa es la estrategia, aunque le tienen perdido el respeto, al p¨²blico y algunos han pasado a la impertinecia activa. Hasta un pe¨®n se permiti¨® el lujo de perpetrar una groser¨ªa. Estaba parte del grader¨ªo aplaudiendo,, otra pitando (la divisi¨®n de opiniones, que llaman), S ergio S¨¢nchez sali¨® a saludar, y pues la facci¨®n opositora acentu¨® entonces el volumen de su m¨²sica de viento, el pe¨®n, llamado F¨¦lix Mateos, se dirigi¨® a ella e hizo as¨ª con el brazo, componiendo un gesto que en determinadas ¨¢reas geogr¨¢ficas llaman, butifarra. A buenas horas tiempo atr¨¢s ni un pe¨®n, ni nadie en el ruedo se iba a tomar la libertad de insultar al p¨²blico o hacerle cucamonas..
Sergio S¨¢nchez hab¨ªa toreado bien, en la medida de sus posibilidades. voluntarioso en la brega y en las banderillas con el detalle de a?adir a los cuarteos un quiebro citando sentado en silla, al estilo de El Gallo ensay¨® el buen toreo, que seguramente le habr¨ªa salido mejor de no citar tan en corto, con lo cual casi ahogaba las embestidas. El arte escaso lo compensaba con valent¨ªa, y la afici¨®n le estuvo reconociendo la entrega, hasta que le vio matar al bajozano.
El primer toro lleg¨® moribundo al ¨²ltimo tercio por lo que Cepeda s¨®lo pudo darle medios pases. Al cuarto, un cinque?o de preciosa l¨¢mina, pudo d¨¢rselos enteros, pero el diestro no le consent¨ªa las embestidas. Cristo Gonz¨¢lez, con un lote ideal para triunfar, tampoco las consent¨ªa demasiado: al principio s¨ª; es decir, que embarcaba correctamente. Sin embargo, al rematar la suerte ya se estaba quitando de en medio eludiendo el compromiso de ligar los pases. El peonaje, desde el burladero, le jaleaba: "?Crizto a mon¨®!". Cuando le debieron decir: "As¨ª no se atorea", s¨ª el prop¨®sito es triunfar en Madrid. Y conclu¨ªda la faena al sexto. sin pena ni gloria, procedieron seg¨²n propon¨ªan desde el burladero. O sea, que se fueron. Con viento fresco, por cierto.
Babelia
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