La Comisi¨®n rechaza una "Europa a la carta" y alerta sobre futuras ampliaciones
La Comisi¨®n Europea se opuso rotundamente a una "Europa a la carta", llena de opting outs o derogaciones permanentes por los que cada socio elige aquellos platos -pol¨ªticas comunes- que m¨¢s le gustan y rechaza el resto, como quiere John Major. Toler¨® las "distintas velocidades", pero para alcanzar "un mismo objetivo y dentro de un mismo marco institucional". Critic¨® al Consejo y a los Estados miembros porque lo intergubernamental -sobre todo la pol¨ªtica exterior- apenas funciona. Y advirti¨® que si esto no cambia, se opondr¨¢ a las ampliaciones de la Uni¨®n Europea (UE).
El presidente, Jacques Santer, y el responsable de Asuntos Institucionales, Marcelino Oreja, presentaron ayer la primera contribuci¨®n escrita de la Comisi¨®n a la Conferencia Intergubernamental que debe reformar en 1996 el Tratado de Maastricht. Un cr¨ªtico balance -en 74 p¨¢ginas- de su despliegue.No hablaron de federalismo. Ni reivindicaron m¨¢s competencias para la Comisi¨®n. S¨®lo exigieron "mantener" la capacidad de iniciativa de la Comisi¨®n y su funci¨®n de "guardiana de los tratados". Pero urgieron a "utilizar bien las pol¨ªticas ya previstas y adecuar los mecanismos"; incrementar "la eficacia y la democracia" de las instituciones comunitarias y aumentar la proximidad" de la UE a los ciudadanos, refundiendo, todos los tratados en un solo texto y simplificando los procedimiento de toma de decisi¨®n.Todo ello al servicio de una UE "integrada y que no se diluya en una zona de libre cambio", expl¨ªcitamente contraria a los designios del conservadurismo ingl¨¦s de convertirla en una zona de libre cambio, "como acabo de decir en Londres", apostill¨® Santer. El c¨¢lculo pol¨ªtico subyacente es que el gran estorbo para la profundizaci¨®n, los tories, ya habr¨¢ sido barrido del Gobierno al acabar la Conferencia.Documento muy t¨¦cnico
El texto no contiene todav¨ªa propuestas detalladas, pero s¨ª una "cr¨ªtica nada complaciente", como dijo Santer, sobre la aplicaci¨®n de Maastricht. El documento, muy t¨¦cnico, atribuye las culpas a los Estados miembros y, sobre todo, al consejo de ministros. La cr¨ªtica m¨¢s sangrante se produce, precisamente, sobre las dos pol¨ªticas en que lo intergubernamental prima sobre lo comunitario en que los Estados y el Consejo llevan la voz cantante. As¨ª, subraya que durante los 18 meses de vigencia de Maastricht, el Consejo "ha utilizado muy poco los instrumentos" de que dispon¨ªa en los temas de Justicia e Interior. "No ha adoptado ninguna posici¨®n com¨²n" y s¨®lo dos acciones com¨²nes (facilidad de desplazamiento de estudiantes y ampliaci¨®n de las competencias de la Unidad antiDroga Europol).
En pol¨ªtica exterior, constata que se adoptaron 11 posiciones comunes (Libia, Sud¨¢n, Hait¨ª y la ex Yugoslavia). Recuerda que la, UE, primera potencia comercial mundial, encabeza la ayuda humanitaria y al desarrollo. Pero el objetivo, "que pretend¨ªa una mejora sustancial, no ha sido alcanzado". La UE extrae de todo ello menos "beneficio e influencia" de las que debiera.
Muchas de estas insuficiencias se deben "a la no aplicaci¨®n del tratado". As¨ª, "la capacidad de decisi¨®n por mayor¨ªa cualificada en los ¨¢mbitos de cooperaci¨®n intergubernamental nunca ha sido utilizada". Algo parecido a lo ocurrido en pol¨ªtica social. El protocolo que une a 14 de los 15 (todos, salvo Reino Unido) "ha sido poco utilizado", s¨®lo para la directiva creadora de los comit¨¦s de empresas europeos. Esto es "un precedente nefasto para la cohesi¨®n de la UE", subraya el documento. Y advierte que deber¨ªa evitarse 11 abordar nuevas ampliaciones en las condiciones actuales de funcionamiento".
El balance es m¨¢s positivo sobre el camino a la uni¨®n monetaria y la cohesi¨®n econ¨®mica y social. Y agridulce sobre la ciudadan¨ªa europea.
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