El Bar?a toca fondo
El Celta empata c¨®modamente en un Camp Nou crispado con Cruyft
No hay remedio. El Barcaconsume como un pitillo. Hasta Rexach, el tipo m¨¢s flem¨¢tico que ha parido el Camp Nou, dijo ayer estar asustado. Charly se dio cuenta, en la soledad del banquillo, que para agarrar la UEFA convendr¨¢ otro milagro como el que hace justamente un a?o le dio la Liga. No hay por donde coger a ese equipo.
La panor¨¢mica del estadio era esperp¨¦ntica. El segundo (Rexach) ejerciendo de primero; Cruyff, sancionado y sentado en el palco, aprendiendo como m¨¢nager: quiero a ¨¦ste, el otro fuera, y aquel que no quiera cobrar lo que yo diga, que se vaya; N¨²?ez, contando el dinero que queda en caja; Gaspart, fichando, en Londres, a Popescu . para el a?o que viene; el socio, huyendo a la playa, la monta?a o en el desierto, para no oir el resultado ni por la radio; el hincha, caliente por tanto fuego, gritando a la salida del palco "?Hristo s¨ª, Johan, no"!; los extranjeros, desparramados (Hagi en la enfermer¨ªa; Koeman sentado en el banquillo; Stoiclikov en el palco y Korneiev en la tribuna); y el equipo quem¨¢ndose.
El grupo que reparti¨® Cruyff por la cancha no dijo nada sobre el c¨¦sped y, en cambio, provoc¨® el griter¨ªo de la grada. Del portero, Lopetegui, s¨®lo se sabe que, por desgracia, es dif¨ªcil que acabe un partido. La defensa de la selecci¨®n (Ferrer-Abelardo-Nadal) no encuentra acomodo en el Bar?a. El centro del campo, salvo Roger, est¨¢ en el escaparate, entre la oferta y la demanda; y la delantera (Arp¨®n, Escaich y Jordi) m¨¢s que intimidar, provoca el relajamiento.
Fue un colectivo h¨ªbrido, un bloque partido por la mitad entre j¨®venes y veteranos-, sin ning¨²n padre. Jugaron -todos diseminados, sin rumbos, perdidos. No hab¨ªa hilo conductor y, lo que es peor, nada qued¨® para el recuerdo a la salida del estadio. Ninguna jugada que retuviera la memoria ni ninguna esperanza de descubrir a alguien por el quien valga la pena volver al estadio.
El anonimato del colectivo local permiti¨® la lucidez del conjunto contrario. El Barcelona le puso siempre el partido en franquicia al Celta. Tardar¨¢n tiempo los vigueses en encontrarse con un partido tan c¨®modo. El grupo de Aimar, un conjunto avinagrado por su concepto del f¨²tbol defensivo, no dej¨® disparar al contrario pese a jugar en uno de los campos m¨¢s amplios de Europa (el Bar?a s¨®lo dispuso de tres oca siones de gol) y, en contraparti da, llev¨® la voz cantante en ata que. Gude1j se convirti¨® as¨ª en el amo del partido, y suyo fue el gol del empate, tras un servicio de una promesa como Michel, cuyo servicio vali¨® ayer m¨¢s que los balones que tocaron los j¨®venes valores azulganas.
No hay mejor resumen que los n¨²meros: una victoria en nueve partidos. Los nueve encuentros han sido, adem¨¢s, una fotocopia. Esterilidad e impotencia por parte azulgrana y contemplaci¨®n y suficiencia por el bando contrario. El Celta no gan¨® quiz¨¢ porque pens¨® que le val¨ªa el empate, pero dio m¨¢s sensaci¨®n de equipo y hasta de tener las individualidades m¨¢s destacadas de un. choque tedioso. Al Bar?a se le atragantan todos los rivales. Ya no gana ni en casa ni al Celta (cuatro negativos). No sabe c¨®mo salir del atolladero y, en esta situaci¨®n, Cruyff ha decidido pensar ya en la temporada que viene.
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