El santo de las mil huellas
Los madrile?os no se aclaran con los pozos, el agua y las casas del patr¨®n
Como es tradici¨®n, para festejar San Isidro se acude a la pradera que lleva su nombre a comer tortilla, se bebe su agua milagrosa, se besan sus reliquias, se comen rosquillas tontas o listas con un vasito de an¨ªs. Muchos madrile?os optan tambi¨¦n por acudir a la que fue su casa. Y por conocer los diferentes pozos a los que se atribuye el milagro de la ascensi¨®n de las aguas. La visita a los lugares que pis¨® el santo puede ser un rompecabezas.Museo de San Isidro. Plaza de San Andr¨¦s. El alcalde inaugur¨® el domingo este edificio, en el que, seg¨²n la tradici¨®n, est¨¢ el pozo en el que San Isidro hizo uno de sus milagros. M¨¢s de 500 personas entraron en el museo ayer por la ma?ana.
Tres monjas se acercan a la fuente que se ha levantado en uno de los patios de este edificio. "?sta fue la casa de San Isidro", dice una de las religiosas. "No. ?sta fue la casa de su aino", contesta su compa?era. "Pero c¨®mo iba a tener ¨¦l tanto dinero", a?ade Otra se?ora que tambi¨¦n se ha acercado a la fuente del patio para beber agua. "El sitio donde viv¨ªa San Isidro est¨¢ todav¨ªa cerrado al p¨²blico. Es la zona que hay detr¨¢s del patio", explica otro contertulio. "Este agua viene del pozo", dice la se?ora con el vaso en la mano. "Eso han dicho. Todo es cuesti¨®n de cre¨¦rselo", contesta la monja. "Pues yo s¨ª que me lo creo", a?ade una joven. Y todo el mundo, venga a beber agua.
Ning¨²n responsable del museo llega a aclarar que el agua sea del pozo o del Canal de Isabel II.
Antigua capilla de San Isidro. Pretil de Santisteban. Est¨¢ a dos manzanas del museo. Por ser ayer San Isidro, el descansillo del portal del n¨²mero 9 se abre al p¨²blico y aparece una capillita en la que se ofician dos misas por la ma?ana. "?sta era la cuadra de San Isidro. Aqu¨ª guardaba sus bueyes y los hierros", explica una se?ora que est¨¢ en la calle.
Casa de Iv¨¢n de Vargal. Calle del Doctor Letamendi. Aunque en ruinas, a¨²n se conserva este caser¨®n en el que vivieron los amos del santo labrador, tal y como reza en una placa. De momento, vive en ¨¦l una familia de inquilinos. Ayer no paraban de llegar curiosos con la intenci¨®n de visitarla. Imposible.
"Pod¨ªan haberla abierto hoy, es una p ena", dice un matrimonio. Acto seguido llega otro grupito. "Estar¨ªa bien verla como homenaje a San Isidro", dicen desilusionados. En el ruinoso patio de esta casa -resulta peligroso entrar sin casco- se conserva otro pozo de San Isidro: de paredes m¨¢s altas que las del museo y con la imagen del santo esculpida en piedra. La inquilina dice que es el pozo del milagro.
Casa en la que vivi¨® y naci¨® San Isidro. Calle del ?guila, 1. Mar¨ªa Dolores Ortiz, 52 a?os, es vecina desde siempre de este edificio, una casa normal y corriente, de las que abundan por el centro de Madrid.
Tan s¨®lo llama la atenci¨®n la puerta que da a la calle: es de hierro, con forma de arco y tiene una cruz encima. "Era una capillita mon¨ªsima. Llamaban a misa tocando una campana. Hace siete a?os que est¨¢ cerrada. S¨®lo vive en ella una se?ora", cuenta mientras se acerca un grupo que ha o¨ªdo por la radio que aqu¨ª naci¨® San Isidro. "Hoy ten¨ªan que abrirla, es una pena", se quejan al irse.
Ermita del Santo. Pradera de San Isidro. Dos inmensas colas de gente suben por el paseo de la Ermita. Un grupo besa la imagen del santo labrador; el otro bebe el agua milagrosa que fluye de la fuente que hay en el patio del templo. Un hombre que lleva dos horas esperando su turno cargado con un botijo explica: "El pozo verdadero est¨¢ en la plaza de San Andr¨¦s, y all¨ª se puede ir a coger agua".
Un poco m¨¢s arriba, en lo que se conoce como la Pradera, varias familias de chulapos se pasan la tortilla y bocadillos de chorizo. Lo del agua milagrosa lo resolvieron a primera hora de la ma?ana, y eso que llevan dos d¨ªas, acost¨¢ndose a altas horas de la madrugada. Acaban de asistir a la misa al aire libre de la Pradera. Por la tarde no se perder¨¢n la procesi¨®n de San Isidro, y por la noche, la actuaci¨®n de Olga Ramos en las Vistillas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.