LAS CENSURAS DEL PRESIDENTE SCALFARO
El presidente de la Rep¨²blica italiana, Oscar Luigi Scalfaro, hoy tan mesurado en lo pol¨ªtico, fue el terror de la cinematografia de su pa¨ªs cuando desempe?¨® el cargo de subsecretario de Espect¨¢culos en el Gobierno Scelba, hace ahora cuatro d¨¦cadas. A modo de nuestro Arias Salgado poniendo toquillitas en los hombros de las artistas por los plat¨®s de TVE, Scalfaro, a quien llamaban subsecretario del pudor, dej¨® el Casanova, de Steno, que parec¨ªa pr¨¢cticamente el Kempis, tras propinarle 22 cortes; la emprendi¨® con L'arte di arrangiarsi (El arte de apa?arse), que protagonizaba Alberto Sordi, quien hoy se dedica a regalar terrenos al Opus DeI, e incluso impidi¨® que participase en el Festival de Cannes el c¨®mico Tot¨° con El oro de N¨¢poles. Las andanzas de Scalfaro -actualmente terciario franciscano- con la tijera las cuenta Angelo Olivieri, estudioso de cine y s¨¢tira, en el libro Il premier Oscar, que sale el pr¨®ximo d¨ªa 27. En el verano de 1950, el actual presidente, cenando en una trattoria, se dirigi¨® a una joven, que ten¨ªa los hombros al aire, recrimin¨¢ndola: "Averg¨¹¨¦ncese y c¨²brase, se?orita". Posteriormente, enderez¨® las curvas de Sof¨ªa Loren, Gina Lollobrigida y Silvana Pampanini, hasta desatar tales procesos de intenciones que la primera pens¨® que quer¨ªa hundir el cine nacional a favor de la industria norteamericana. Su hacha batalladora hizo escribir a Curzio Malaparte: "A juzgar por los lamentos, las amenazas, las exhortaciones, las plegarias y los proyectos de ley del honorable Scalfaro, se dir¨ªa que Italia es un suburbio de Sodoma". Hoy, al presidente le deben de dar varios infartos cada vez que enchufa la televisi¨®n: los suburbios superan abundantemente al ¨¢rea urbana.
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