Los 'cinco magn¨ªficos' de Le¨®n
Le¨®n tiene mucho que ofrecer al visitante. Aquel antiguo reino de luchadores, santos y artistas tiene, para quienes se acercan a sus valles y monta?as, a sus p¨¢ramos y ciudades, un endeleble sello. Pero hoy nuestro canto de alabanza no recorrer¨¢ sus paisajes rebosantes de historia, no admirar¨¢ sus monumentos art¨ªsticos; hoy nos detenemos en la oficina del est¨®mago, sabedores de que, en este campo tan sustancioso, nuestra tierra ofrece una gastronom¨ªa noble y rotunda, se?orial y agradecida, fiel reflejo del car¨¢cter leon¨¦s. Una gastronom¨ªa que concretamos en los cinco magn¨ªficos: vino, queso, cecina, botillo y mantecada.Del vino de El Bierzo hay que decir que ha ganado sus primeras batallas gracias al Consejo Regulador de Denominaci¨®n de Origen y a la progresiva y eficiente labor enol¨®gica de sus principales bodegas, que ya est¨¢n elaborando caldos de altura. Pero la guerra del vino es larga; m¨¢s a¨²n cuando Europa del Norte, la de los vinos fl¨¢ccidos y de baja graduaci¨®n, sostenidos con melazas de remolacha, no est¨¢ por la labor de cuidar y promocionar unos vinos como los nuestros. ( ... ) El camino es largo, y El Bierzo debe asumir, defender y propagar su identidad vin¨ªcola frente a nuestro grandes rivales y vecinos: los vinos de Galicia y los vinos del Duero.
?Qu¨¦ decir del queso de Valde¨®n? Que es nuestra ense?a m¨¢s leonesa. Una tierra de grandes quesos es una tierra civilizada. Con pan y vino se hace el camino. Con queso y vino se hace parada y fonda, se hace civilizaci¨®n. La Ruta Jacobea, esa autopista cultural que medievaliz¨® el norte de Espa?a, convierte las tierras leonesas en final de una etapa. El peregrino detiene su paso, solazado por el consuelo de un vaso de bon vino, amenizado por una rebanada de pan de hogaza con queso de Valde¨®n: picante, jugoso, suculento, intenso, que anima al pusil¨¢nime, fortalece al desasosegado y le invita a hacer camino. (...)
La cecina de Le¨®n, desde que alcanz¨® la categor¨ªa de denominaci¨®n espec¨ªfica, ha cruzado las fronteras naturales de nuestra tierra, y ya es bocado exquisito en las mesas de ese club de enamorados de la buena mesa, que pierden el sentido ante el acendrado sabor de las carnes curadas. ( ... ) Consumirla es, adem¨¢s de un placer para el paladar, un gesto de leonesismo, una asunci¨®n de nuestras se?as de identidad.
Del botillo de El Bierzo podr¨ªa hablaros sin pausa ni respiro. Porque soy hijo del botillo. Puedo decir, como buen berciano, que el botillo me hizo as¨ª. No hay palabras objetivas ante un plato de botillo, pues su potente personalidad no tolera indiferencias. El botillo tiene el carisma de un l¨ªder nato. Posee poder de convocatoria, apasiona a los osados y rechaza a los pusil¨¢nimes. Hay que botillear. ?ste es el verbo. Hay que ir por la vida dando testimonio de nuestra tierra, hay que ir botilleando. (...)
Y de postre, mantecadas. De Astorga, la capital maragata, que a?ade su toque de sabia dulzura a este festival gastron¨®mico. Suaves, de abizcochada ternura, horneadas con mano de ¨¢ngel, paciencia de monja, amor de madre y pericia de abuela. Las mantecadas nacen a la vera del sabor del chocolate. (...) Ahora las mantecadas de Astorga luchan por conseguir una denominaci¨®n espec¨ªfica de origen, que reforzar¨¢ su promoci¨®n.
Con estos cinco magn¨ªficos de nuestra gastronom¨ªa, Le¨®n ofrece al visitante no la t¨ªpica ruta de turismo apresurado, sino un recorrido c¨¢lido y pl¨¢cido, un acercamiento que deja poso y huella, un tiempo de plenitud que imprime car¨¢cter. Saborear Le¨®n es la mejor forma de conocerlo. (...) La tierra de Le¨®n es como su mesa. Una extraordinaria y gratificante adicci¨®n. Quien lo prueba, repite.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.