Deber¨ªa estar orgulloso

El poder del alcalde no le alcanza para modificar la Constituci¨®n. Menos mal; porque a Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, del PP, se le escap¨® el jueves un tic autoritario poco acorde con su personalidad. Al alcalde de Madrid le molesta la manifestaci¨®n contra el mobiliario urbano prevista para hoy, y se crispa cada vez m¨¢s cuando le ponen el tema delante. El jueves, los periodistas Constantino Mediavilla y Maribel P¨¦rez Barrios le preguntaron en Onda Madrid sobre la convocatoria lanzada para esta ma?ana. Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano sac¨® entonces de su archivo mental las peores frases de la campa?a: "Es una manifestaci¨®n que no interesa a la ciudad, sino a la pol¨ªtica. Es un acto electoralista. Si hubieran tenido la gallard¨ªa de esperar a que terminasen las elecciones, les habr¨ªa escuchado. Me parece muy mal que la delegada del Gobierno la autorice, y as¨ª se lo voy a, expresar a Pilar Lled¨® ahora mismo".

Y, ni corto ni perezoso, le reproch¨® minutos despu¨¦s a la representante gubernamental -quien se qued¨® "estupefacta"- que no hubiese prohibido la marcha festiva organizada por el Club de Debates Urbanos y suscrita por algunos de los mejores pintores y escritores contempor¨¢neos.

Un jurista aplicado que prepar¨® de joven duras oposiciones no deb¨ªa olvidar el art¨ªculo 21 de la Constituci¨®n: "En los casos de reuniones en lugares de tr¨¢nsito p¨²blico y manifestaciones se dar¨¢ comunicaci¨®n previa a la autoridad, que s¨®lo podr¨¢ prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteraci¨®n del orden p¨²blico con peligro para personas o bienes".

Resultar¨ªa dif¨ªcil entender que el alcalde sospechara que van a resultar violentos los arquitectos y urbanistas que convocan la marcha, o quienes la apoyan (pintores como Canogar, Genov¨¦s o Gordillo, escritores como Javier Mar¨ªas, Mu?oz Molina o Mill¨¢s, gentes del. teatro como Jos¨¦ Carlos Plaza y Adolfo Marsillach...); y mucho menos se pueden tener prejuicios sobre los vecinos que acudan a manifestarse, a quienes el regidor ni siquiera conoce.

A¨²n m¨¢s: la ley org¨¢nica sobre el derecho de reuni¨®n establece: "La autoridad gubernativa proteger¨¢ las reuniones y manifestaciones frente a quienes trataren de impedir, perturbar o menoscabar el l¨ªcito ejercicio de este derecho". (O sea, la autoridad no s¨®lo deb¨ªa autorizar esta manifestaci¨®n, sino que ha de protegerla frente al alcalde).

Los convocantes aprovechar¨¢n la campa?a electoral porque tambi¨¦n la aprovech¨® ?lvarez del Manzano para colocar lo que ¨¦l cree exitosos muebles. Y si se tratara de una maniobra pol¨ªtica -siempre habr¨¢ quien se beneficie, tanto si es un ¨¦xito como si fracasa-, los organizadores tambi¨¦n estar¨ªan en su derecho. La Constituci¨®n no establece unos principios generales y los limita luego para las campa?as electorales, que es precisamente cuando mayor vigor deben tener.

El alcalde no debiera enfadarse, sino sentirse orgulloso de que, por fin, muchos intelectuales, artistas y vecinos se hayan expresado p¨²blicamente sobre lo que ocurre en su ciudad. Porque ya se han vivido unos cuantos abusos pasados; porque esto es una vacuna ante cualquier atrocidad por venir. Y porque esta ciudad empezaba a ser aburrida.