"Tenemos la bala para silenciar el gen causante de la leucemia"
El inter¨¦s por la leucemia, ese mort¨ªfero c¨¢ncer de la m¨¦dula ¨®sea, llev¨® a Isidro S¨¢nchez Garc¨ªa al Laboratorio de Biolog¨ªa Molecular de Cambridge (Reino Unido), donde se especializ¨® en los mecanismos moleculares implicados en tumores y en la creaci¨®n de armas contra el crecimiento celular incontrolado. Este m¨¦dico y sus colegas han creado la ¨²nica prote¨ªna capaz de reconocer y unirse a los genes de c¨¦lulas tumorales, destruy¨¦ndolas. El hallazgo, publicado en Nature, puede, significar la primera v¨ªa para atajar la leucemia sin da?ar las partes sanas del organismo.Pregunta. ?C¨®mo se ubica su hallazgo en las estrategias de lucha contra el' c¨¢ncer?
Respuesta. En la base del c¨¢ncer se hallan anomal¨ªas gen¨¦ticas, involucradas en la proliferaci¨®n celular, descontrolada que engendra al tumor. Para afrontar este proceso, hasta ahora contamos con dos medios: los f¨¢rmacos citost¨¢ticos, que destruyen las c¨¦lulas cancerosas, y la terapia g¨¦nica, que busca inhibir la prote¨ªna que segregan los genes defectuosos, responsable de activar el desarrollo tumoral. Lo malo es que ninguno de los dos ejecuta su tarea limpiamente, sin ocasionar da?os serios en tejidos sanos. Nosotros optamos por una tercera v¨ªa: dise?ar una prote¨ªna a medida qu¨¦, una vez introducida en la c¨¦lula, reconozca una secuencia especifica de ADN que s¨®lo se da en los procesos tumorales, e interrumpa la formaci¨®n de la prote¨ªna que desencadena el c¨¢ncer. Asumiendo que normalmente existen dentro de las, c¨¦lulas genes que son si lenciados por la propia regulaci¨®n celular, pretendemos crear una bala que silencie la actividad de los genes implicados en la leucemia.
P. En Cambridge ha trabajado usted con el Nobel d¨¦ Medicina Aaron Klug, ?qu¨¦ le aport¨® ¨¦l al dise?o de esa prote¨ªna a medida?
R. Klug ha creado una biblioteca de genes, una especie de banco de material gen¨¦tico del cual seleccionamos las prote¨ªnas dedo-de-zinc. Tienen la cualidad de reconocer y adherirse a la zona del ADN de la c¨¦lula que nos interesa. Con ingenier¨ªa gen¨¦tica fusionamos tres de estas prote¨ªnas y obtuvimos una. nueva, capaz de reconocer en cultivo la secuencia de la anomal¨ªa cromos¨¦mica ligada a la leucemia.
P. Pero una cosa es que esta prote¨ªna artificial reconozca los genes defectuosos y otra es que los neutralice.
R. Son dos facetas del mismo fen¨®meno: al reconocer la secuencia an¨®mala, la prote¨ªna dise?ada se une al gen implicado en el desarrollo tumoral y estrangula, por as¨ª decirlo, el mecanismo que mantiene viva a la c¨¦lula, que muere por apoptosis (muerte celular programada). Podemos decir que la biblioteca de Klug nos dio, la bala para acabar con la c¨¦lula cancer¨ªgena, meta que cumplimos al menos en ensayos con c¨¦lulas de ratones en cultivo.
P. ?Esta t¨¦cnica permitir¨ªa destruir el 100% de las c¨¦lulas tumorales sin afectar a las dem¨¢s?
R. En teor¨ªa s¨ª. El problema es que tenemos la bala pero nos falta el fusil para dispararla, es decir, un veh¨ªculo que introduzca la prote¨ªna artificial en las c¨¦lulas de los individuos con leucemia. Como arma emplearemos un retrovirus basado en un tipo de leucemia, con el fin de que transporte consigo la prote¨ªna y un marcador al interior de las c¨¦lulas que infecte. Ese marcador permitir¨¢ separar las c¨¦lulas infectadas sanas de las infectadas tumorales. Dado que la prote¨ªna acabar¨¢ solamente con las c¨¦lulas tumorales, quedaremos en condiciones de reconstituirle al paciente una m¨¦dula ¨®sea libre de c¨¢ncer.
P. ?Qu¨¦ eficacia muestra en el control del c¨¢ncer?
R. A¨²n no hemos probado que la prote¨ªna acabe con todas las c¨¦lulas tumorales infectadas, y buscamos reforzar su eficacia reconstruy¨¦ndola a partir de cuatro prote¨ªnas dedo-de-zinc. El otro desaf¨ªo se debe a la ausencia de un modelo animal adecuado, porque los ratones no generan leucemias agudas. Hay que dise?ar un rat¨®n transg¨¦nico que reproduzca esa patolog¨ªa tal como se da en humanos para que afinemos la t¨¦cnica hasta conseguir la curaci¨®n. Trabajo en ello, en el Instituto de Microbiolog¨ªa Bioqu¨ªmica de la Universidad de Salamanca, con el equipo del CSIC que dirige Dionisio Mart¨ªn Zanca.
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