La financiaci¨®n pol¨ªtica ilegal en Francia salpica al primer ministro Jupp¨¦
El nombre del primer ministro franc¨¦s, Alain Jupp¨¦, aparece, seg¨²n el diario Lib¨¦ration, en un asunto de falsas facturas y financiaci¨®n pol¨ªtica ilegal. "1,8 M en Suiza, para Jupp¨¦" reza el papel en manos del juez Assonion. Ese "1,8 M" equivale a unos 40 millones de pesetas que fueron depositados en una cuenta en Suiza por Robert Bourachot, un empresario especializado en conseguir obras p¨²blicas.
El titular de la cuenta suiza es un tal Bunger, que ha confirmado haber "aceptado recibir" en una de sus cuentas, en octubre de 1991, "una suma de 460.800 francos suizos que luego fueron depositados en una fundaci¨®n de nombre Seamarag especializada en inversiones. El dinero fue despu¨¦s a Vaduz, en Liechtenstein, y m¨¢s tarde a las Bahamas". En 1991, Alain Jupp¨¦ era secretario general del gaullista RPR y la Seamarag aparece en repetidas ocasiones canalizando dinero hacia el partido. El Gabinete de Alain Jupp¨¦ dice que "ninguno de los protagonistas ha cuestionado personalmente a Jupp¨¦, al que no se puede relacionar, ni poco ni mucho, con ese asunto".Las desgracias nunca vienen solas, ya que al mismo tiempo Jupp¨¦ se ha visto obligado a empezar a revisar a la baja las promesas electorales de Jacques Chirac, e incluso las suyas propias de hace apenas una semana, cuando hizo su discurso de pol¨ªtica general. La anunciada baja masiva de las cargas sociales que gravan el trabajo, disminuci¨®n que deb¨ªa servir para facilitar la creaci¨®n de empleo, se ha convertido en una modesta reducci¨®n de cargas s¨®lo en el caso de los salarios m¨¢s bajos y en las peque?as y medianas empresas.
Los balladurianos no han dejado pasar la ocasi¨®n y Alain Minc, economista y consejero del anterior primer ministro, ha recordado que "eso era lo que propon¨ªa ?douard Balladur y lo que la econom¨ªa francesa puede asumir. No se trata de que haya una ¨²nica pol¨ªtica posible sino de que la realidad es tozuda. Chirac se va a topar con los tipos de inter¨¦s". La patronal dice estar dispuesta a contratar m¨¢s trabajadores a cambio de esa reducci¨®n del precio del trabajo, pero critica la promesa de un aumento del salario m¨ªnimo.
Y por si no bastaba con eso, ayer las calles de Par¨ªs se llenaron de decenas de miles de manifestantes que, en nombre de la "defensa del servicio p¨²blico", denunciaron la pol¨ªtica liberalizadora de Bruselas respecto a los correos, las telecomunicaciones, el gas o la electricidad. Hoy ser¨¢n los ferroviarios quienes marchen por id¨¦nticas razones. Los empleados de las grandes empresas p¨²blicas denuncian "el estallido" de las mismas y la "supresi¨®n de puestos de trabajo". Para los l¨ªderes sindicales es "intolerable tratar la electricidad como cualquier otro producto cuando es la vida para tanta gente". Los sindicatos temen que "la privatizaci¨®n se haga en favor de los grandes grupos y en detrimento del consumidor individual".
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