Los liberales alemanes eligen al sucesor de Kinkel para recuperar su electorado
El Partido Liberal alem¨¢n (FDP) inici¨® ayer en Maguncia un congreso de tres d¨ªas con el objetivo de elegir un nuevo presidente, tras la renuncia de Klaus Kinkel, y en busca de la identidad perdida para recuperar su electorado. El FDP abri¨® un debate decisivo bajo el lema Nuevo comienzo. Nuevas oportunidades. Los liberales necesitan las dos cosas para salir de la unidad de cuidados intensivos en la que se encuentran.
M¨¢s de 600 delegados y 800 periodistas acudieron ayer a Maguncia. Los delegados, con la intenci¨®n de dar al FDP un impulso ideol¨®gico y elegir nuevo presidente. Los periodistas, como buitres ansiosos de carro?a, en espera de ver pasar el cad¨¢ver del liberalismo organizado en Alemania.El FDP tiene pendiente la asignatura de buscar sucesor a Klaus Kinkel, de 58 a?os, vicecanciller y ministro de Exteriores, que ha arrojado la toalla y no se presenta a la reelecci¨®n, tras sus dos a?os de desastrosa gesti¨®n: 10 elecciones regionales perdidas y, por a?adidura, las europeas. S¨®lo se salv¨® el FDP en las federales, gracias al voto prestado de los democristianos (CDU-CSU), y en el Estado federado de Hesse. EL FDP s¨®lo existe en cinco Parlamentos regionales y s¨®lo gobierna en Bonn, con los democristianos, y en el Estado federado de Renania-Palatinado, con los socialdem¨®cratas (SPD).
La alternativa a Kinkel no puede ser m¨¢s penosa. Se puede decir que los delegados se ver¨¢n obligados hoy a optar entre la peste y el c¨®lera. Los candidatos a presidir el FDP son dos diputados: Wolfgang Gerhardt, de 51 a?os, y J¨¹rgen Mollemann, de 49 a?os. Gerhardt tiene menos carisma que un vendedor de p¨®lizas de seguros y no m¨¢s visi¨®n ideol¨®gica que un contable de supermercado. Mollemann es un zascandil de la pol¨ªtica, que lleg¨® incluso a vicecanciller y ministro federal de Econom¨ªa.
Reparto de ministerios
El FDP se ha quedado sin respuesta a los desaf¨ªos de los nuevos tiempos. Su ¨²nica justificaci¨®n es facilitar la mayor¨ªa necesaria para que el canciller Helmut Kohl y los democristianos conserven el poder. Esto se traduce para el FDP en un suculento reparto de puestos en los ministerios de Bonn, gracias a su condici¨®n de partido bisagra.El FDP se muestra perplejo. Un sector propone un liberalismo progresista, en defensa de los derechos civiles y afirmaci¨®n del individuo frente al Estado. El problema para esta l¨ªnea es que el partido ecopacifista Los Verdes les ha robado esa clientela.
Otro grupo insiste en que el FDP se incline por la defensa de los intereses de la llamada econom¨ªa de mercado, de los m¨¢s capaces de triunfar en la lucha por la existencia. Para ¨¦stos, el FDP debe luchar por rebajar los impuestos y mejorar la condici¨®n de los profesionales liberales y de la gran empresa, "el partido de los que m¨¢s ganan".
A estos dos sectores tradicionales se ha sumado ahora el de los llamados liberales nacionales, que pretenden buscar la ubicaci¨®n del FDP "a la derecha de los democristianos" y convertir al partido en una organizaci¨®n de derecha, al borde incluso de la ultraderecha, en la l¨ªnea del correligionario austriaco Jorg Haider.
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