Mala lidia y algunas pinceladas

La corrida tuvo, en general, cuajo y pitones, pero entre que unos ten¨ªan poca fuerza ya de salida, a otros se la quitaban en el tercio de varas y varios no andaban sobrados de bravura.Si por lo menos se hubiese visto una lidia eficaz y ordenada, algo se hubiese sacado en limpio. Pero ni eso. Capotazos y m¨¢s capotazos con un Mangui que se excedi¨® en su celo. En este terreno se podr¨ªa salvar a un Luciano N¨²?ez de suave capote o la callada labor de Mart¨ªn Recio, mientras que en banderillas s¨®lo brill¨® Pedro Pe?a. Lo del tercio de varas ya pas¨® de casta?o oscuro, se coloc¨® a los toros de cualquier manera, se les tap¨® la salida y no se supo dosificar el castigo.

La corrida, para algunos, se salv¨® por las pinceladas de Manzanares en el cuarto. El alicantino hab¨ªa dejado que su picador Manuel Mazo masacrase al primero, un noble toro que lleg¨® casi difunto a la muleta. En el cuarto hizo una faena en la que toreo profundo, embraguetado y de verdad s¨®lo hubo una segunda serie con la izquierda. Lo dem¨¢s s¨®lo fue componer la figura y acompa?ar la embestida con gran sentido pl¨¢stico.

La lidia del segundo fue un aut¨¦ntico herradero. El toro era ¨¢spero y Litri comenz¨® la faena con excelentes series con la diestra, pero la faena fue a menos. El andar¨ªn quinto no facilit¨® las cosas y Litri ¨²nicamente pudo demostrar de nuevo su valor en un dilatado y anodino muleteo.

Al inv¨¢lido tercero, Aparicio, en vez de cuidarlo, se dobl¨® repetidamente con ¨¦l. Algo inexplicable. El sexto, gazap¨®n, tuvo en frente a un Aparicio dubitativo pero que, despu¨¦s de muchas probaturas, se decidi¨® a dar algunos muletazos con su reconocido buen corte.