El ex boxeador Alfredo Evangelista libra un combate con la justicia por tr¨¢fico de drogas
El ex boxeador Alfredo Evangelista compareci¨® ayer, esposado, ante la Audiencia de Madrid para responder de un delito de tr¨¢fico de drogas por el que el fiscal le pide 11 a?os de prisi¨®n. Evangelista -que fue campe¨®n de Europa del peso pesado y lleg¨® a disputar, sin conseguirlo, el t¨ªtulo mundial al m¨ªtico boxeador estadounidense Cassius Clay (Mohamed Al¨ª) a finales de los setenta- ha tropezado ya varias veces con la justicia. El p¨²gil, de 40 a?os, est¨¢ preso en Carabanchel desde agosto de 1994, acusado de vender drogas en un pub de Vallecas en connivencia con Manuel Jaime S¨¢nchez, a quien el fiscal le atribuye igual delito y le pide nueve a?os. El boxeador neg¨® ser un narcotraficante.
No fue ayer la primera vez que el boxeador uruguayo, nacionalizado espa?ol, se sentaba en el banquillo de los acusados. Todo el dinero que gan¨® durante su ¨¦poca triunfal lo gast¨® pronto y cay¨® en el olvido tras su derrota por KO ante el boxeador estadounidense Larry Holmes. En los ¨²ltimos a?os ha trabajado como portero en discotecas de Madrid, lo que le ha tra¨ªdo m¨¢s de un quebradero de cabeza con los jueces por agresiones.Ayer, no obstante, se enfrentaba a una acusaci¨®n mucho m¨¢s seria que las anteriores. Tanto que lleva un a?o privado de libertad y el fiscal quiere que pase otros 10 m¨¢s (11 en total). El ex p¨²gil resisti¨® los embates l¨®gicos del juicio casi con la misma entereza con que le aguant¨® los 15 asaltados al m¨ªtico Al¨ª.
"Qu¨ªtenle las esposas a Alfredo Evangelista, que el pobre..." pidi¨® en un momento del juicio el presidente de la sala, Miguel Hidalgo, a los polic¨ªas que Ies custodiaban. Hidalgo se compadeci¨® de ¨¦l al ver lo ajustadas que quedaban las esposas en las enormes mu?ecas del boxeador.
Evangelista y su amigo Manuel Jaime S¨¢nchez fueron detenidos en agosto del a?o pasado por tr¨¢fico de estupefacientes. Un grupo antidrogas de la Polic¨ªa de Vallecas mont¨® un dispositivo de vigilancia en las inmediaciones del pub denominado El Lugar, en el que espor¨¢dicamente trabajaba Evangelista. Durante la investigaci¨®n varios agentes observaron a personas que llegaban al local y minutos m¨¢s tarde sal¨ªan con droga. Tras dos meses de pesquisas, la polic¨ªa efectu¨® un registro en el pub y hall¨® 10 gramos de coca¨ªna en dos bolsitas y varias, papelinas m¨¢s que sumaban otros cuatro gramos.
El otrora laureado p¨²gil admiti¨® ante el tribunal de la Audiencia haber sido un adicto a la coca¨ªna, pero neg¨® ser traficante y menos a¨²n copropietario del local donde supuestamente se vend¨ªa la droga. El C¨®digo Penal establece como agravante la utilizaci¨®n de un local p¨²blico para vender estupefacientes. Evangelista asegur¨® que s¨®lo espor¨¢dicamente sirvi¨® copas en ese local, y que lo hizo para sustituir a su esposa, ya que hab¨ªan tenido un hijo y ella se dio de baja como camarera para cuidarle.
El abogado del p¨²gil, Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa, pidi¨® la absoluci¨®n de su cliente por entender que no hay ninguna prueba que le incrimine. Alternativamente, ofreci¨® al tribunal la posibilidad de condenarle a dos a?os de c¨¢rcel, siempre y cuando aplique a esa pena la eximente incompleta de debilidad mental. El letrado exhibi¨® un informe psicol¨®gico, fechado en 1991, en el que un perito forense atribuye a Evangelista un coeficiente mental de 77 -el coeficiente normal se sit¨²a entre los 80 y los 110-.
Este informe ya fue utilizado en 1992 por un juez de lo penal de Madrid que le conden¨®, por estafa y falsedad. Le dej¨® la pena en un mes de c¨¢rcel atendiendo a esa debilidad mental. Evangelista sustrajo entonces a una vecina una tarjeta Visa e hizo compras por valor de 500.000 pesetas. Entonces viv¨ªa en el n¨²mero 6 de la calle de M¨¦xico.
Entonces explic¨® que estaba en el "paro y sin dinero". Hoy no tiene ni casa, seg¨²n su abogado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.