Un Europeo politizado
Croacia dej¨® el podio antes de que Yugoslavia recibiera el oro
La final del Europeo elev¨® el rango del baloncesto europeo y demostr¨® el poder de enganche de este deporte. Fue de las mejores de los ¨²timos tiempos. Pero estuvo rodeada de una serie de connotaciones arbitrales y pol¨ªticas que hicieron de ella algo m¨¢s que una final. Estuvo a punto de retirarse Lituania poco antes de acabar siendo derrotada por Yugoslavia por 96-90. La selecci¨®n croata, una vez recibida su medalla de bronce y de que se colgaran al cuello la medalla de plata los jugadores lituanos, se retir¨® de la ceremonia para no escuchar el himno yugoslavo. Los jugadores de este pa¨ªs, desde el podio, insultaron con gestos evidentes a los croatas cuando ¨¦stos prefirieron hacer o¨ªdos sordos y dirigirse a los vestuarios antes que asistir a una ceremonia en la que los m¨¢ximos protagonistas eran ciudadanos de un pa¨ªs con el que el suyo mantiene un largo conflicto b¨¦lico.Los problemas pol¨ªticos del baloncesto europeo ven¨ªan de lejos, pero nunca quedaron tan patentes como ayer. El Europeo, en principio, deb¨ªa ser disputado por 12 equipos que salieron de una fase de clasificaci¨®n en la que Yugoslavia no pudo estar debido al embargo deportivo decretado por la ONU, El levantamiento de este embargo poco antes de que finalizara 1994 permiti¨® a la Federaci¨®n Internacional de Baloncesto (FIBA) la invenci¨®n de una f¨®rmula para que Yugoslavia pudiera acudir a la fase final del campeonato disputado en Atenas. Hasta que se lleg¨® a la final pr¨¢cticamente no hubo mayores problemas.
Pero el s¨¢bado, VIade Divac, una de las estrellas de la selecci¨®n de Yugoslavia, manifest¨®: "Deseo que Croacia gane una medalla para que tenga que escuhar el himno de Yugoslavia". Gan¨® la final Yugoslavia y gan¨® Croacia la medalla de bronce, pero no se cumpli¨® el deseo de Divac. Los croatas recibieron la medalla de bronce, pero, una vez que los lituanos se colgaron la medalla de plata al cuello, los jugadores de Croacia enfilaron camino del vestuario para no escuchar el himno yugoslavo. Mientras, los miembros de la selecci¨®n yugoslava insultaban a los croatas. Borislav Stankovic, el m¨¢ximo mandatario de la FIBA, no asisti¨®, como suele ser habitual, a esta ceremonia, probablemente para evitar mayores problemas.
Marchulenis, elegido mejor jugador del torneo y la figura m¨¢s carism¨¢tica de Lituania junto a Sabonis, atac¨® a Stankovic por haber convertido el campeonato en una mera cuesti¨®n pol¨ªtica y no deportiva, y dijo que la ausencia del secretario general de la FIBA en la ceremonia de entrega de medallas as¨ª lo confirmaba.
La final fue memorable por la calidad del juego de ambos equipos y por la igualdad constante que se produjo en el marcador, pero dej¨® abiertas serias dudas sobre la forma en que la FIBA puede encauzar y controlar la repercusi¨®n que sobre el baloncesto tiene la escalada en el conflicto balc¨¢nico.
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