La nueva reina
La "selecci¨®n natural" propia del cine no hac¨ªa gran diferencia entre los sexos, aunque el factor selectivo preferido en ambos, la belleza, era casi excluyente para las actrices: hay multitud de guapas p¨¦simas actrices, como Jacqueline Bisset, y poqu¨ªsimas feas buenas actrices, como Anna Magnani o Bette Davis. En cambio, guapos p¨¦simos actores, como Alain Delon, hay muchos menos que feos en general, pues para los varones, aparte la belleza, cuentan otros factores selectivos, como dureza o seminalidad. Clark Gable o Stewart Granger eran tan malos que ni por guapos los habr¨ªan cogido de no ser tan espesamente seminales que hoy todav¨ªa hasta a traves de un v¨ªdeo hacen abrir las ventanas de la sala por el pestazo a semen que difunden. Pero con el supremo encumbramiento social de las modelos -hoy ya por cima de la gran actriz-, la alta costura, que prima la belleza como ¨²nico factor de selecci¨®n, exclusivamente femenino, marca el extremo en que la "selecci¨®n natural" ha reabierto un abismo entre los sexos. Pero si la m¨¢s alta jerarqu¨ªa social de una mujer es la que puede alcanzar como modelo -con la belleza como ¨²nica medida de su "m¨¢s valer"-, es que el papel de portadora de vestidos se considera la funci¨®n m¨¢s propia y m¨¢s definitoria de su condici¨®n. Nadie me acuse de generalizar baremos de la jet: esas figuras, por su omnipresencia, son categor¨ªas, tienen la enorme fuerza de los arquetipos; su pauta hace criterio, reconduce las representaciones y condiciona aqu¨ª el modo de ver y concebir a las mujeres no menos que el de verse y concebirse ellas mismas a si mismas. Cada cultura crea su universal real; miop¨ªa nominalista es ver sus cambios como una mera an¨¦cdota estad¨ªstica: por deprimente que el hecho nos resulte, la culminaci¨®n social de la mujer y por ende su imagen ideal es hoy la de modelo. ?Oh nueva reina, portadora de vestidos, ?qu¨¦ se hizo de la emancipaci¨®n?!
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