Noche de leyendas

Noche de leyendas en el Festival de Jazz de Vitoria, noche t¨®rrida como pocas. Primero fue Dr. John con todo el sabor y la magia (blanca y negra) de su Nueva Orleans natal; despu¨¦s, Chuck Berry en un delirante revival de s¨ª mismo, y, cuando ya todo parec¨ªa concluir, el esp¨ªritu del mism¨ªsirno Louis Prima se reencarn¨® en la persona del italo-brit¨¢nico Ray Gelato. Tres conciertos a recordar con el nexo com¨²n de su desbordante buen humor y su constante incitaci¨®n al baile: unas veces tribal; otras, alocado, y las m¨¢s, desinhibido.Dr. John y Chuck Berry compartieron los calores del polideportivo alav¨¦s, mientras que Gelato y sus Giants animan cada madrugada las ¨²ltimas horas del festival en el Canciller Ayala. En Mendizorrotza no cab¨ªa un alma, y se respiraba en el ambiente la excitaci¨®n de las grandes ocasiones. Le toc¨® comenzar a Dr. John, y el viejo hechicero convirti¨® el escenario en una org¨ªa de ritmos en la que se entremezclaban desde los sones de funeral de las marchin'bands hasta el m¨¢s puro y directo gumbo, pasando por el blues (?precioso el When the saints a ritmo de blues), el rythm and blues, el gospel, el boogie o el mambo (?qu¨¦ revisi¨®n m¨¢s loca de El manisero se marc¨® el bueno del Doctor!).

Plano terror¨ªfico

Con su voz ronca y profunda, de viejo bebedor de aguardiantes y acompa?¨¢ndose de forma terror¨ªfica al piano, Dr. John fue creando su propio mardi gras colorista, recalcitrante y tremendamente sabroso. Repas¨® alguno de sus ¨¦xitos recientes (no falt¨®, por supuesto, Makin'whoopie), tom¨® la guitarra para recrear un All night long de antolog¨ªa y hasta insinu¨® unos pasos de baile.El descanso sirvi¨® para prepararse para un viaje al pasado de la mano de Chuck Berry. Alto, delgado, hortera y algo pat¨¦tico, el viejo rockero fue re. corriendo todos y cada uno de los ¨¦xitos que marcaron su carrera en los a?os cincuenta Chuck Berry se imita a s¨ª mismo una y otra vez, pero la verdad es que pocos le pueden imitar tan bien. Con ese desparpajo que hasta Consigue darle credibilidad a la historia, Berry si. gue cantando a las dulces jovencitas de 16 a?os y recuerda sus tiempos de escuela secundaria como si a¨²n no hubieran pasado, con exasperante naturalidad. Roll over Beethoven, Heil, heil rock and roll, Memphis Tenessee, Oh Carol, Rock and roll music, Sweet little sixteen, Johny B. Good... Todas estutvieron all¨ª, no fall¨® ninguna y a¨²n le qued¨® tiempo para marcarse alg¨²n blues, una balada tex-mex e intentar entonar en un macarr¨®nico espa?ol La feria de las flores.

Ray Gelato, por su parte, no busca la originalidad ni sue?a con llenar polideportivos: la suya es una propuesta eminentemente l¨²dica y dirigida a todos aquellos que quieren disfrutar de la m¨²sica sin prejuicios. Ritmos terriblemente pasados de moda se codean con las viejas melod¨ªas que popularizara Louis Prima. Oh Marie, Angelina o Just a gigol¨®, interpretadas con la fuerza y el gracejo de Gelato y sus Giants, son capaces de poner a bailar al espectador m¨¢s fr¨ªo. Una aut¨¦ntica diana tener en las ¨²ltimas horas italianas a una orquesta con este encanto y este gancho.