Espa?a y la guerra de Bosnia

Consideramos que la contribuci¨®n espa?ola a la toma de decisiones de la Uni¨®n Europea, la OTAN y las Naciones Unidas respecto a Bosnia no se ajusta a la sensibilidad que debiera desprenderse de nuestra propia historia. Nuestra guerra civil tuvo las consecuencias que tuvo, al igual que la II Guerra Mundial, porque ciertos pa¨ªses europeos adoptaron la misma actitud de avestruz que en estos momentos adoptamos nosotros.Despu¨¦s de a?os de experiencia y dolor, no tiene sentido -so pena de complicidad- seguir utilizando la ret¨®rica de la pacificaci¨®n con los radicales serbobosnios. La lecci¨®n de la historia debiera haber sido mejor aprendida por nuestros gobernantes y, en el 500 aniversario de la II Guerra Mundial, ya es demasiado tarde para comenzar.

Pedimos que, con el mismo entusiasmo que ha empleado en otras causas, no tan esenciales para la democracia y el europe¨ªsmo, el Gobierno espa?ol tome parte activa en la adopci¨®n de decisiones eficaces para el establecimiento de una paz justa y equitativa en Bosnia. Y que no se arredre ante la participaci¨®n en una posible soluci¨®n militar. Si existe un ej¨¦rcito, ?para qu¨¦, sirve si no es para defender las causas justas de su poblaci¨®n? Pues aunque no afecte a nuestras fronteras, no se trata de una guerra lejana, sino por el contrario muy cercana, que a medio plazo puede afectar a toda Europa, como, una vez m¨¢s, ense?a la historia. Obviamente, las tropas que fueran a Bosnia -con la posibilidad de entrar en combate- deber¨ªan estar formadas por voluntarios o, en su defecto, profesionales.-