El PSOE busca candidato para suceder a Gonz¨¢lez

Felipe Gonz¨¢lez no quiere ser cabeza de lista en las pr¨®ximas elecciones generales, previstas inicialmente para marzo de 1996. El presidente del Gobierno ha pedido a sus m¨¢s pr¨®ximos que pongan en marcha la maquinaria, para que el Comit¨¦ Federal del PSOE elija al sucesor en su reuni¨®n de la segunda mitad de septiembre. Su decisi¨®n de no volver a pelear por la presidencia del Gobierno dif¨ªcilmente tendr¨¢ marcha atr¨¢s. Su plan es presentarse s¨®lo como diputado, aunque continuar¨ªa como secretario general del partido. Un grupo reducido de miembros de la Ejecutiva Federal tantea ya al posible candidato. El ministro de Exteriores, Javier Solana, y el de Obras P¨²blicas y Transportes, Jos¨¦ Borrell, son los que cuentan con m¨¢s posibilidades.

La decisi¨®n la tom¨® en las dos ¨²ltimas semanas y desde hace pocos d¨ªas lo viene comunicando de manera intensa a los barones del partido y a sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores. El presidente del Gobierno no quiere ser el cabeza de lista del PSOE en las pr¨®ximas elecciones generales por temor a que, lejos de volver a sacar al partido de una dif¨ªcil situaci¨®n, su candidatura reste votos al vincularle la oposici¨®n a los ¨²ltimos esc¨¢ndalos.Frente a quienes intentan convencerle para que contin¨²e, Gonz¨¢lez utiliza el argumento e que ya ha sido candidato en seis ocasiones, la ¨²ltima de ellas en junio de 1993, en unas condiciones muy dif¨ªciles y cuando todas las encuestas coincid¨ªan en que los socialistas perder¨ªan la batalla.

Gonz¨¢lez ha asumido tambi¨¦n que su continuidad mantendr¨ªa o acrecentar¨ªa m¨¢s la tensi¨®n pol¨ªtica, en la medida que los principales partidos de la oposici¨®n lo consideran el candidato a batir al ser, adem¨¢s, el que mayores posibilidades tiene, entre las filas socialistas, de poner en apuros al l¨ªder del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.

A lo que no renuncia es a continuar como secretario general del PSOE. Es m¨¢s, pretende intensificar su labor al frente del partido y volver a presentar su candidatura para el pr¨®ximo congreso federal, que previsiblemente- se celebrar¨¢ tras pr¨®ximas elecciones generales.CiU y los GALLa renuncia no tiene, aparentemente, marcha atr¨¢s. Gonz¨¢lez ven¨ªa planteando esta posibilidad hace tiempo, y seg¨²n sus m¨¢s pr¨®ximos colaboradores estuvo a punto de comunicarla formalmente en dos ocasiones: en el Comit¨¦ Federal del 3 de junio y en la Comisi¨®n Ejecutiva del 6 de julio. Ha sido la ruptura del pacto de gobernabilidad con CiU y el caso GAL lo que le ha animado a dar el paso definitivo. Aun as¨ª, la decisi¨®n ha causado honda sorpresa, incluso entre los barones, que cre¨ªan que le hab¨ªan convencido para que desistiera de abrir la caja de los truenos cuando el PSOE pelea en numerosos frentes y el PP se afianza como posible ganador.

Asumido ya que deben buscar un nuevo cabeza de lista, los socialista se preparan para resolver la sucesi¨®n en el Comit¨¦ Federal de septiembre. Junto a los nombres de Borrell y Solana se han barajado los de Jos¨¦ Bono, Joaqu¨ªn Leguina y Pasqual Maragall, porque en las. encuestas internas aparecen bien situados. Pero los dos ministros, parten como claros favoritos.

En la ejecutiva del 6 de julio, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, fue el primero en atreverse a aludir a la posible sucesi¨®n. Felipe Gonz¨¢lez evit¨® entonces entrar en esta cuesti¨®n, pero adquiri¨® el compromiso de plantearla en septiembre. Representantes de las principales familias del PSOE le pidieron en aquella reuni¨®n que volviera a presentarse. Incluso el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, se lo rog¨® "por responsabilidad". Ahora Gonz¨¢lez alega que se ha convertido en un lastre para los suyos y les pide que no le presionen m¨¢s.

Gonz¨¢lez est¨¢ convencido de que no debe repetir y dedica sus esfuerzos a animar a los barones del partido a que busquen una nueva cara para los carteles electorales de marzo. Un reducido grupo de dirigentes trabaja con la idea de conseguir un candidato id¨®neo para la ejecutiva, que ser¨ªa presentado en el Comit¨¦ Federal a mediados de septiembre. Estos dirigentes han descartado la convocatoria de un congreso extraordinario para tal fin.Varias semanasHasta el momento no existe un candidato firme. El propio Felipe Gonz¨¢lez no ha hecho nada por se?alarlo. Tuvo la oportunidad de hacerlo el 30 de junio, con la remodelaci¨®n del Gobierno, pero no se atrevi¨® a sustituir a Narc¨ªs Serra en la vicepresidencia y prefiri¨® dejar vacante la plaza. La direcci¨®n socialista se tomar¨¢ ahora varias semanas para proponer un nombre. Se ampara en los estatutos del PSOE, que se?alan que el candidato a la presidencia del Gobierno lo propondr¨¢ la ejecutiva al Comit¨¦ Federal, m¨¢ximo ¨®rgano del partido, que es el encargado de nombrarlo. El candidato a la presidencia ser¨¢ luego quien elija al portavoz parlamentario.

La lista es muy reducida. El sector mayoritario de la comisi¨®n ejecutiva es partidario de elegir al candidato entre los actuales miembros del Gobierno. Y de ellos son el ministro de Exteriores, Javier. Solana, y el de Obras P¨²blicas y Transportes, Jos¨¦ Borrell, quienes tienen m¨¢s posibilidades. Solana aporta su importante experiencia de Gobierno, su lealtad con el m¨¢ximo dirigente del partido y su capacidad de reunir un amplio consenso en el PSOE, del que es uno de sus militantes hist¨®ricos.

Borrell cuenta con indudables simpat¨ªas en las bases socialistas, en las que se le considera un excelente parlamentario. El sector guerrista ha invocado su nombre en los ¨²ltimos a?os, pero m¨¢s c¨®mo ariete contra el entonces vicepresidente Narc¨ªs Serra, cuando Gonz¨¢lez le se?al¨® como sucesor, que como un candidato de la propia corriente.

Los guerristas no tienen un candidato propio e incluso cuentan con la posibilidad de que se repita lo de 1992. Entonces Gonz¨¢lez dijo a algunos dirigentes socialistas, en conversaciones privadas, que no quer¨ªa presentarse, y se aceler¨® la divisi¨®n interna en el partido. Gonz¨¢lez dio marcha atr¨¢s y acab¨® aceptando ser una vez m¨¢s cabeza de lista. Pero eran otros tiempos. Esta vez es improbable que el presidente del Gobierno se desdiga de su firme decisi¨®n.