Ruido de sables en Zagreb
Cuando se observa un mapa de Croacia, el enclave bosnio de Bihac aparece como el n¨²cleo maligno de un c¨¢ncer que se expande y emponzo?a las extremidades de esta antigua rep¨²blica yugoslava. "Con un 20% de nuestro territorio ocupado, ?c¨®mo podemos pensar en el desarrollo y la recuperaci¨®n econ¨®mica", argumentaba ayer una portavoz del Ministerio de Exteriores de Zagreb. Bihac es para Croacia mucho m¨¢s que un vecino en peligro. Es la pieza que arma el rompecabezas de las l¨ªneas ferroviarias, carreteras y oleoductos heredados del r¨¦gimen del mariscal Tito. Y el ¨²ltimo dique donde se detiene la marea de la Gran Serbia. De ah¨ª, la importancia que la prensa croata da al acuerdo de Franjo Tudjman y Alia Izetbegovic para facilitar "ayuda militar" al Gobierno de Sarajevo."Croacia est¨¢ esperando las decisiones de la comunidad internacional, pero nuestra paciencia se est¨¢ empezando a agotar", advierte la misma fuente diplom¨¢tica. En Zagreb cay¨® como un jarro de agua fr¨ªa el comunicado de la reuni¨®n de Londres del pasado viernes, que s¨®lo mencionaba la protecci¨®n internacional para Gorazde.
El compromiso de Zagreb y Sarajevo frente a la agresi¨®n serbia coincide con la estrat¨¦gica necesidad de Croacia de reabrir sus comunicaciones internas con el fin de reactivar su econom¨ªa. El amplio arco de territorio controlado por los serbios de la Krajina cierra las puertas al desarrollo de los astilleros, los centros tur¨ªsticos y las industrias de transformaci¨®n agraria que son la base de la riqueza croata, adem¨¢s de anular el comercio.
180.000 refugiados
"Croacia [menos de cinco millones de habitantes] tiene que alimentar ahora a 400.000 desplazados y no podr¨ªa soportar a 180.000 refugiados de Bihac. Tendr¨ªan que acudir a pa¨ªses,de Europa occidental". Esta velada amenaza -una desbandada de refugiados hacia la Uni¨®n Europea- responde a la desconfianza que produce en Zagreb cualquier intento de soluci¨®n negociada con el l¨ªder serbio, Slobodan Milosevic. Sin embargo, aunque hasta las l¨ªneas telef¨®nicas con Belgrado permanecen cortadas, hay una oficina de intereses croata ante el Gobierno serbio.
La ca¨ªda de los enclaves de Srebrenica y Zepa y la amenaza que pende sobre Gorazde siembran inquietud en Zagreb. El desplazamiento masivo de bosnios musulmanes hacia territorios tradicionalmente habitados por los croatas puede alterar el delicado equilibrio ¨¦tnico de Bosnia y desembocar en nuevos enfrentamientos. El vago proyecto de confederaci¨®n croata-bosnia alentado por los acuerdos de Washington de 1992 sigue siendo s¨®lo un hermoso sue?o.
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