Una de tantas
Ruiz / Manzanares, Finito, Barrera
Cinco toros de Daniel Ruiz, impresentables, anovillados excepto 4? (sospechoso de afeitado); inv¨¢lidos los tres primeros; 3? moribundo; 5? encastado. 6? de Alcurruc¨¦n, anovillado, bonito, inv¨¢lido. Manzanares: pinchazo y estocada corta (silencio); media, rueda de peones y descabello (larga ovaci¨®n y salida a los medios). Finito de C¨®rdoba: pinchazo, media ladeada y rueda insistente de peones (escasa petici¨®n, ovaci¨®n y salida a los medios); dos pinchazos y estocada honda (ovaci¨®n y salida al tercio). Vicente Barrera: estocada atravesada que asoma por la tripa y dos descabellos (silencio); estocada atravesada que asoma, rueda de peones, descabello -aviso con dos minutos de retraso- y descabello (petici¨®n y vuelta). Plaza de Valencia, 28 de julio. 8? corrida de feria. Dos tercios de entrada.
La funci¨®n fue una de tantas, al estilo de lo que se lleva: seis novillos tullidos, unos aburridos pegapases. Con sus aires de superioridad los pegapases, naturalmente; con sus posturas aflamencadas y sus jacarandosos desplantes; con sus gestos retadores, mirando por encima. del hombro al moribundo especimen o amag¨¢ndole un estacazo con la espadita de juguete al irse de la cara. Al irse de la cara, con toda la cara.Jam¨¢s, en toda la historia de la fiesta, hubo toreros tan cursis y tan fatuos; jam¨¢s tan pretenciosos y tan in¨²tiles. Pues tras sacarles lo que sacaron de chiqueros -una novillada indecente, unos animalitos chicos sin maldad ni 'resuello- fueron incapaces de hacerles el toreo. Pases s¨ª pegaron, desde luego. Por docenas Finito de C¨®rdoba y Vicente Barrera, con mayor mesura Jos¨¦ Mari Manzanares. Los pases de Finito y Barrera se diferenciaban en que el primero los daba abriendo el comp¨¢s, el segundo juntas las zapatillas; el primero procurando ejecutarlos largos, el segundo cortos. El primero fuera de cacho, medio tumbado y distanciando las embestidas, el segundo cruzadito y ci?¨¦ndolas tieso como un palo.
Manzanares estuvo en el primer novillo tirando l¨ªneas y en el cuarto no par¨® de correr. Cierto que a ese cuarto -regord¨ªo, probablemente afeitado-, le instrumentaba a menudo el derechazo con elegancia, templanza y hondura; pero nada m¨¢s rematarlo escapaba sin ning¨²n rebozo y planteaba- el siguiente cite en lejano lugar. Unipase, se llama esa figura; una negaci¨®n del toreo entre muchas otras que ha puesto en circulaci¨®n la tauromaquia contempor¨¢nea.
Versi¨®n distinta de la negaci¨®n del toreo ofreci¨® Finito con sus derechazos largos. No porque fuera largos, sino porque coloc¨¢ndose fuera de la trayectoria del novillo, estiraba el brazo, presentaba la muleta al estilo de los jefes de estaci¨®n de ferrocarril con su bandera reglamentaria y embarcaba en el pico del trapo cuanto pudieran consentir y aguantar las pastue?as embestidas. Que no era mucho, en realidad: la invalidez de los novillos no daba ara tanto ajetreo.
El insignificante aspecto y la penosa debilidad del tercer novillo no se habr¨ªan tolerado en plaza, alguna del universo mundo, excepto en esta Valencia bendita. Quiz¨¢ porque le correspondi¨® a Vicente Barrera, que es hijo de la tierra, figura en ciernes, diestro con personalidad y un futuro alentador. De manera que el paisanaje tuvo a bien ejercer la virtud de la solidaridad con todas sus consecuencias y se marc¨® una de disimulo. Sin embargo la situaci¨®n lleg¨® a ser rid¨ªcula: mientras el desmedrado novillo perd¨ªa las manos, volcaba de lado, ca¨ªa despanzurrado, se mor¨ªa a chorros, el novillero se pon¨ªa farruco y le retaba de cerca con cuidado de no descomponer su solemne verticalidad.
La verticalidad de Vicente Barrera puede ser una forma de torear merit¨ªsima y bella o una grotesca caricatura. Depende del toro, naturalmente. Si no hay toro, o a¨²n siendo novillo est¨¢ moribundo, ya se puede poner vertical, horizontal u oblicuo, que. da lo mismo. Mas si lo hay, en el sentido de que embiste, ser¨¢n sus pies y su codicia lo que dicte la forma de torear. Este caso se dio en el sexto de la tarde, un animalito chiquit¨ªn del hierro Alcurruc¨¦n; una preciosidad, un dije -seg¨²n sol¨ªan decirlos taurinos antiguos-, que uno se hubiera llevado gustoso a casa, para ponerlo encima del televisor.
Lucerito y guapo, embest¨ªa con encastada nobleza y a Vicente Barrera se le fue sin torear; las cosas por su nombre. Empe?ado en la dichosa verticalidad, le daba los pases cortos en tanto el novillito los ped¨ªa largos; ni siquiera consigui¨® templarlo en las tandas de naturales. Y cuando al final se aplom¨® el lucerito, le aplic¨® una sesi¨®n de tremendismo, que incluy¨® circulares, p¨¦ndulos, pases de espaldas y un desplante de pie, a cuerpo limpio, tras arrojar al suelo los trastos, cuya emoci¨®n fue similar a la que produce ver c¨®mo los excursionistas se hacen una fotograf¨ªa delante de los toros de Guisando.
Llamar a esto fiesta brava, la fiesta del arte y del valor, deber¨ªa estar penado con prisi¨®n preventiva.
LA CORRIDA DE HOY
Plaza de Valencia.
Novena corrida de la Feria de Julio de Valencia.
Toros de Murteira Grave, de ?vora-Alentejo (Portugal).
Matadores: Luis Francisco Espl¨¢, V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez y Manolo Carri¨®n (que sustituye en el cartel de hoy al anunciado Pep¨ªn Liria).
A las 19.00.
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