Toros ¨ªntegros en Cenicientos

El pueblo de Cenicientos, p¨®rtico del taurin¨ªsimo valle del Ti¨¦tar, puede seguir presumiendo de mantener viva la esencia de la fiesta: el toro y su integridad. Especimen pr¨¢cticamente desaparecido de los coso hispanos, reconforta el ejemplo de Cenicientos, que se coloca en alt¨ªsimo lugar de adoraci¨®n t¨¢urica, de la compulsiva y pasional liturgia de la autenticidad.As¨ª ocurri¨®, una vez m¨¢s, ayer. Bajo esta premisa se desarroll¨® la novillada, en la que la emoci¨®n fue total, con los novillos de La Victoria, de gran trap¨ªo, con poder, casta y peligro. Voluntariosos y esforzados, la terna de h¨¦roes no pudo con ellos. Jos¨¦ Ortega (pitos tras dos avisos y silencio), brill¨® s¨®lo con los rehiletes. Chamaqui (pitos y silencio), estuvo ventajista. Tom¨¢s S¨¢nchez (silencio en los dos), con mayor coraje, se la jug¨® sin trampa ni cart¨®n.

Orejas y avisos a Jesul¨ªn

Jesul¨ªn tuvo oreja y aviso en cada toro, en la ¨²ltima corrida de feria de Gij¨®n. Espartaco, ovaci¨®n; aviso y ovaci¨®n. Y Javier Clemares, ovaci¨®n; aviso y vuelta. Se lidiaron toros de San Rom¨¢n.Puerto de Santa Mar¨ªa (C¨¢diz). Toros de Guardiola. Ortega Cano, aviso; oreja. Celso Ortega, vuelta; aviso y ovaci¨®n. El Cordob¨¦s, ovaci¨®n y oreja.