Bihac, un Sarajevo liberado
Los 185.000 habitantes del enclave bosnio despiertan hambrientos de la pesadilla de tres a?os de asedio
Pesaba 90 kilos hace tres a?os, ahora no llega a 68. El presidente de la Cruz Roja local de Bihac, Hase Coravic, un economista de 70 a?os, se lleva la mano derecha al coraz¨®n, en un t¨ªpico gesto musulm¨¢n de agradecimiento, antes de explicar que cada d¨ªa su organizaci¨®n distribuye, gracias a la ayuda internacional, unas 3.000 raciones de comida. Y aunque las 1.700 calor¨ªas que aporta Europa a la dieta del enclave bosnio tienen que ser compartidas entre dos o tres personas, un cuenco de pasta con queso parece un fest¨ªn frente a la sopa de hierbas y harina de ma¨ªz que ha sido su plato ¨²nico durante m¨¢s de tres a?os para la mayor¨ªa de los 185.000 habitantes de Bihac.Poco a poco, se despiertan de la pesadilla del hambre y los bombardeos de sus sitiadores serbios de Croacia y de Bosnia y rebeldes mulsulmanes en una ciudad libre, un Sarajevo abierto.
Hase Coravic apenas tiene unas cuartillas de papel en su oficina, pero lleva al d¨ªa las estad¨ªsticas: "Entre el 1 de enero y el 30 de junio de este a?o han muerto en Bihac 240 personas menores de 14 a?os o mayores de 60 por enfermedades derivadas de la falta de comida; hay 400 casos de tuberculosis, que ya hab¨ªa sido erradicada en la regi¨®n, y casi ning¨²n ni?o se libra de los piojos". La ropa interior es un art¨ªculo de lujo en Bihac y el 50% de la poblaci¨®n necesita con urgencia calzado. "Pero lo m¨¢s terrible ha sido ver a los ancianos y a los ni?os desmay¨¢ndose por la calle", recuerda el presidente de la Cruz Roja, que prefiere no tener que tratar con los serbios ni con los "renegados" de Fikret Abdic, 30.000 de los cuales han huido a Croacia para librarse de las represalias de las tropas bosnias.
Mercado a la baja
En el mercado de Bihac -donde aquel que a¨²n tiene algo que ofrecer (libros, grifos, herramientas... ) lo pone a la venta para poder seguir sobreviviendo- un kilo de patatas costaba esta semana dos marcos alemanes (unas 175 pesetas), 10 veces menos que el mes pasado. Los tomates han bajado tambi¨¦n su precio, de 20 marcos a cuatro por kilo. "Ahora todo es mucho m¨¢s f¨¢cil", se alegraba la verdulera Mira Vukovic, de 48 a?os, que nunca dej¨® de vender flores para los cementerios.
Gracias al mercado negro de tabaco, rakija (aguardiente) y, sobre todo gasolina, un 10% de la poblaci¨®n de Bihac ha conseguido amasar peque?as fortunas con la complicidad de autoridades locales. Los que vocean en la plaza del mercado son el ¨²ltimo escal¨®n de la cadena de contrabandistas, que operaba desde Krajina. "Desde que han llegado los croatas el litro de gasolina cuesta unos 10 marcos, pero lleg¨® a costar m¨¢s de 50 en los momentos m¨¢s duros", explica un soldado que pone a la venta un par de bidones de cinco litros de combustible.
En Bihac, todos hablan con desparpajo infantil ante los extranjeros. Acaban de renacer tras el largo asedio. Akija Veganovic, el paral¨ªtico de 42 a?os que exhibe un vistoso tatuaje. El soldado Mumiz Mahmoviovic, de 31, que perdi¨® los dedos del pie derecho al pisar una mina. La jubilada Keda Causevic, de 65, que lleva en una fiambrera de pl¨¢stico los 300 gramos de pasta con queso de la cocina popular de la Cruz Roja que va a compartir con su marido, Esad, de 71 a?os. Todos parecen contentos de poder charlar con unos forasteros. Es como descubrir una isla.
Caballos, moras silvestres, reques¨®n, molinos de agua... Bihac era una comarca rural con mezquitas. Hoy es un cant¨®n de la antigua Yugoslavia habitado por demasiados seres esquel¨¦ticos y mutilados. "Me gustar¨ªa que todo fuera como antes, cuando se pod¨ªa ir a cualquier sitio", so?aba el soldado Mahamoviocic, casado y con una hija. Por ahora se conformar¨ªa con una pr¨®tesis y una cura en un balneario para su pie lisiado.
Metralla sobre Bibac
La metralla llov¨ªa en Bihac por los cuatro punto s cardinales. Los impactos de las granadas han dejado su huella en todas las fachadas, cualquiera que sea su orientaci¨®n, y ventanales. La guerra se ha detenido aqu¨ª como en una instant¨¢nea durante tres a?os y en un muro todav¨ªa se observa el logotipo de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de 1984.
Los 20.000 soldados del V Cuerpo de la Armija (Ej¨¦rcito bosnio musulm¨¢n) resisitieron un asedio que ha diezmado sus filas. No es raro ver soldados mutilados en la capital del enclave, "A¨²n queda mucho territorio por liberar, nuestro pa¨ªs sigue sin estar completo", aseguraba un mando del V Cuerpo, "y la situaci¨®n en Bosnia est¨¢ cambiando gracias a los ¨¦xitos del Ej¨¦rcito croata". Dos de sus tres atacantes, los serbios de Krajina y los rebeldes de Abdic han sido desarmados. Los primeros han abandonado en masa sus casas tras la ofensiva de Zagreb. Casi 200.000 personas se han tenido que refugiar en Serbia o el territorio de Bosnia-Herzegovina controlado por los serbios.
Pero al final "los musulmanes traidores", como les llaman, se han llevado la peor parte. Alrededor de 30.000 civiles y milicianos est¨¢n rodeados por las tropas croatas en la regi¨®n de Voicic, en el norte de lo que fue Krajina, seg¨²n informes de la ONU. Los seguidores de Abdic, el empresario multimillonario que controlaba el negocio de la carne en la antigua Yugoslavia, han seguido el camino del exilio por segunda vez en un a?o, ya que fueron expulsados de su feudo de Velika Kladusa el pasado verano por las tropas del V Cuerpo, que nunca les perdonar¨¢n que se aliasen con los agresores serbios.
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