Novilleros posmodernos
Vale que los cuajad¨ªsimos, serios, badanudos y enmorrillados novillos ten¨ªan m¨¢s trap¨ªo que la inmensa mayor¨ªa de las corridas de toros que matan las figuras. Vale que adolecieron de escasa bravura, aunque no eran intoreables. Y vale que por pitones ten¨ªan afilad¨ªsimas navajas. Pero de ah¨ª a que tres te¨®ricos aspirantes al estrellato mangoneasen, ap¨¢ticos, inhibidos y sin ambici¨®n, va un ampl¨ªsimo y descalificador trecho. En definitiva, bicornes a la antigua para novilleros posmodernos y ol¨¦.Ni siquiera sirve de excusa el que los galafates se aquerenciasen en los rincones de la plaza mayor transmutada en coso t¨¢urico. Porque obedec¨ªan, renuentes, con cierta docilidad y sin ga?afones, a los enga?os y hasta alborearon cortas dosis de bravura en el primer tercio, donde los de a¨²pa les dispararon fuego a discreci¨®n. En relativo descargo del novel De Frutos puede ir su magra experiencia y la dificultad del descastado sexto. Pero no lo hay para Moreno, que mostr¨® frusler¨ªas de buen corte -lo cual empeora el juicio cr¨ªtico-, mas siempre ventajista y preventivo. Y menos para el puntero y experimentado Pacheco, quien supo taparse con habilidad y astucia.
Sotillo / Pacheco, Moreno, Frutos
Novillos de Sotillo Guti¨¦rrez, con gran trap¨ªo, mansos y nobles, excepto 6?, descastado y condenado a banderillas negras.Carlos Pacheco: silencio; silencio. Jos¨¦ Antonio Moreno: dos avisos y bronca; aviso y silencio. Emillio de Frutos: silencio; silencio. Plaza de Arganda, 4 de septiembre. 1? corrida de feria. M¨¢s de media entrada.
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