?lvarez apuntala su teor¨ªa del impacto del meteorito
El ge¨®logo estadounidense crea un modelo del cataclismo que provoc¨® la extinci¨®n de los dinosaurios
La teor¨ªa de que el choque contra la Tierra de un meteorito hace 65 millones de a?os fue la causa -o una de las causas- de la extinci¨®n de los dinosaurios ha ido ganando terreno desde que el ge¨®logo estadounidense Walter Alvarez y su padre, el ya fallecido premio Nobel Luis ?lvarez, la difundieron en 1980. La localizaci¨®n 10 a?os despu¨¦s en Chicxulub (pen¨ªnsula mexicana de Yucat¨¢n) del cr¨¢ter probablemente causado por el impacto reforz¨® la teor¨ªa, pero han persistido una serie de datos emp¨ªricos que no encajan en ella.
En un nuevo art¨ªculo que acaba de ser publicado por Walter ?lvarez en Science (18 de agosto pasado), el ge¨®logo apuntala su teor¨ªa recreando mediante un modelo el choque del meteorito contra la Tierra. Con ¨¦l trata de dar una explicaci¨®n a algunos de los problemas planteados, concretamente los relacionados con anomal¨ªas detectadas en la distribuci¨®n de los granos de cuarzo proyectados a miles de kil¨®metros de Yucat¨¢n tras el impacto del meteorito.
Los problemas del cuarzo
?lvarez se propone en su art¨ªculo, que firman con ¨¦l Philippe Claeys y Susan Kieffer, dar una explicaci¨®n a tres problemas espec¨ªficos. Uno, la irregular distribuci¨®n sobre la Tierra de ese cuarzo, abundante en Norteam¨¦rica y el Pac¨ªfico en la capa que marca el l¨ªmite entre el Cret¨¢cico y la Era Terciaria (el momento de la extinci¨®n de los dinosaurios) pero escaso en Europa, ?frica y Asia. Dos, la evidencia de que esos granos de cuarzo se sit¨²an aparentemente por encima de la franja de arcillas que marca el l¨ªmite del Cret¨¢cico. Y tres, la contradicci¨®n que supone hallar estos granos de cuarzo en puntos situados a una distancia tal que hace necesario que fueran proyectados desde Chicxulub a una velocidad de siete u ocho kil¨®metros por segundo, s¨®lo alcanzables de forma directa mediante presiones tan gigantescas que habr¨ªan fundido el cuarzo en vez de triturarlo y proyectarlo.Para dar respuesta a estos problemas, ?lvarez elabora un modelo del impacto. Los datos de partida son que el meteorito ten¨ªa 10 kil¨®metros de di¨¢metro y golpe¨® a una velocidad de 88.000 kil¨®metros por hora una regi¨®n en la que se distingu¨ªan dos capas: una superficial, de tres kil¨®metros de profundidad, con predominio de carbonatos de origen org¨¢nico y una alta proporci¨®n de agua; y una segunda, por debajo, de granito. Al chocar, el meteorito liber¨® una energ¨ªa equivalente a la de millones de bombas termonucleares.
De acuerdo con el modelo, apenas un segundo despu¨¦s del choque se empez¨® a formar una bola de fuego compuesta por las rocas vaporizadas del propio meteorito y las directamente golpeadas por ¨¦l. Un segundo m¨¢s tarde comenz¨® a formarse una segunda bola de fuego (que los autores del art¨ªculo califican de templada) en la que se mezclaban compuestos procedentes de la descomposici¨®n de los carbonatos de la primera capa (entre ellos di¨®xido de carbono y vapor de agua) y granos de cuarzo procedentes de la base de granito. Con ambas bolas elev¨¢ndose cientos de kil¨®metros, varios segundos despu¨¦s se form¨® una gigantesca ola de rocas fundidas.
La deposici¨®n sobre la superficie terrestre se produjo en orden inverso a su formaci¨®n: primero las rocas fundidas, luego los granos de cuarzo proyectados por la bola de fuego templada, y, por ¨²ltimo, los elementos volatilizados del meteorito, que inclu¨ªan una proporci¨®n de iridio muy superior a la media de las rocas terrestres. Hace 20 a?os, fue precisamente la constataci¨®n casual por parte de Walter ?lvarez de que en los sedimentos de la franja que separa el Cret¨¢cico de la Era Terciaria hay una proporci¨®n muy elevada de iridio, lo que llev¨® a ¨¦l y a su padre a teorizar sobre el origen extraterrestre del cataclismo que provoc¨® la extinci¨®n de hace 65 millones de a?os.
La formaci¨®n y composici¨®n de la segunda bola de fuego es la clave de las respuestas a los tres problemas que trataba de resolver. ?lvarez, de la Universidad de California en Berkeley, considera que la vaporizaci¨®n de los carbonatos situados entre los 10 y los 20 kil¨®metros del centro del impacto generaron grandes cantidades de di¨®xido de carbono y vapor de agua que no s¨®lo arrastraron part¨ªculas derivadas de esos carbonatos, sino tambi¨¦n granos de cuarzo procedentes de la base de granito. Esta bola templada no redujo su velocidad al ascender, sino que experiment¨® una aceleraci¨®n (a semejanza de un globo aerost¨¢tico) capaz de imprimir velocidades de entre 8 y 11 kil¨®metros por segundo a las part¨ªculas s¨®lidas, incluidas las de cuarzo.
Mediante este mecanismo de aceleraci¨®n de los gases se da una respuesta a por qu¨¦ el cuarzo no qued¨® fundido a pesar de salir proyectado a ocho kil¨®metros por segundo o m¨¢s. El orden en que se fueron depositando los diferentes subproductos de la explosi¨®n da respuesta a por qu¨¦ el cuarzo parece fuera de la capa sedimentaria que marca el l¨ªmite entre el Cret¨¢cico y la Era Terciaria. Y la irregular distribuci¨®n de ese mineral queda tambi¨¦n explicada por la capacidad de la bola de fuego templada de proyectar los pedazos de cuarzo con muy poca inclinaci¨®n con respecto a la vertical y por la propia rotaci¨®n de la Tierra, que gira hacia el Este.
Cambio clim¨¢tico
El impacto del meteorito y la consiguiente liberaci¨®n de centenares de millones de megatones de energ¨ªa produjo, seg¨²n la teor¨ªa original de ?lvarez, no s¨®lo la aniquilaci¨®n de cuanta vida se hallaba en la zona del choque, sino un cambio clim¨¢tico que elimin¨® m¨¢s de la mitad de las especies de plantas y animales. El sol dej¨® de calentar durante meses la superficie del planeta al ocultarlo las part¨ªculas en suspensi¨®n proyectadas tras el choque. Esto produjo un enfriamiento al que debi¨® seguir un recalentamiento provocado por las enormes cantidades de di¨®xido de carbono generadas por los incendios masivos derivados del impacto.La teor¨ªa del meteorito se enfrenta a la de quienes creen que el origen del cambio clim¨¢tico no fue extraterrestre, sino producido por potentes erupciones volc¨¢nicas. Hay incluso quien trata de conjugar ambas teor¨ªas considerando que las erupciones pudieron ser consecuencia de la descomunal convulsi¨®n que sufri¨® el planeta tras el impacto. Y sigue habiendo cient¨ªficos que sostienen que la extinci¨®n estaba ya en marcha, a causa de un cambio clim¨¢tico, y el choque no hizo m¨¢s que acelerarla.
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