Francia recuerda a la escritora Colette en el primer museo conceptual
El Mus¨¦e Colette es el primer museo conceptual de la historia. Su m¨¦rito no consiste en mostrar un cazo vac¨ªo junto a una vitrina de ne¨®n llena de pastillas de sopicaldo o en proponer a la contemplaci¨®n la sombra inm¨®vil de un armario. Ese tipo de obras encuentra cobijo en unos pocos museos, y entre un modesto n¨²mero de galeristas atrevidos, pero lo que a finales de este mes se inaugurar¨¢ oficialmente en Saint-Sauveur-en-Puisaye, en la regi¨®n de la Borgo?a, es otra cosa que una recopilaci¨®n de obras conceptuales.Sobre el papel se trata de un museo literario consagrado a esa dama extraodinaria que fue Colette, pero en la pr¨¢ctica lo que se quiere es evocar y convocar una figura, una imagen, un concepto.
Colette naci¨® en Saint-Sauveur-en-Puisaye, aunque no en el castillo donde hoy se la recuerda. Da igual, porque en el interior los muebles y objetos que se encuentran no remiten a la docena larga de domicilios que la escritora tuvo, sino al de su piso en los jardines del Pal¨¢is Royal, un primero en el que se instal¨® en 1938 y en el que falleci¨® en 1954. "Est-ce ma derni¨¨re demeure celle qui me sera fid¨¨le, celle que je n'abandonnerai plus" ("acaso sea mi ¨²ltima morada la que me ser¨¢ fiel, aquella que yo ya no abandonar¨¦"), escribi¨® Colette pensando en la muerte, pero no sin duda en el museo que encierra su esp¨ªritu.
Colette no s¨®lo ha dejado tras s¨ª un gran n¨²mero de libros, obras teatrales, art¨ªculos period¨ªsticos, textos para cat¨¢logos, guiones de cine y traducciones, sino que tambi¨¦n se sabe de su paso por los escenarios o por la pantalla, de sus tres matrimonios, de sus amores con otras mujeres -un esc¨¢ndalo entonces, por lo libres y expl¨ªcitos- e incluso de sus invenciones en el terreno de la moda, el maquillaje y la perfumer¨ªa. Casada con Willy cuando apenas hab¨ªa cumplido los 20, ve c¨®mo su esposo le pide que escriba un dietario con sus recuerdos de adolescente. Ese dietario se convertir¨¢ en Claudine ¨¤ l'¨¦cole, un best seller firmado "Willy". Durante cinco a?os Colette permanecer¨¢ en la sombra, desconocida de todos, creando para que ¨¦l firme.
Fotografias y frases
El visitante del Mus¨¦e Colette accede a los distintos pisos del castillo subiendo unas escaleras cuyos escalones llevan el nombre de las obras de la escritora. En un sal¨®n de paredes cubiertas por 200 fotograf¨ªas de gente relacionada con Colette uno se puede sentar y escuchar frases sueltas, entresacadas de su obra, que se refieren a distintos momentos de su vida. Algunas de las baldosas llevan nombres grabados: el de sus hijos o los de sus amores.En otro piso se halla la biblioteca de Colette. Se trata de una colecci¨®n de 1.500 vol¨²menes en cart¨®n, fabricados especialmente, sin t¨ªtulo ni dibujo en el lomo, y que, a pesar de su grosor, tienen una sola hoja, una p¨¢gina en la que figura un fragmento entresacado de memorias o novelas colettianas. M¨¢s que una biblioteca es un destilado, una idea, s¨ªntesis o concepto. En la inevitable videoteca, al final del recorrido, Jean Cocteau y Colette se elogian mutuamente en un viejo filme de Yanik Bellon. Ellas, las im¨¢genes, son lo m¨¢s real del museo, la corporeizaci¨®n electr¨®nica de todas las anteriores aproximaciones tangenciales.
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