Un documento interno del Partido Laborista brit¨¢nico duda de su capacidad para gobernar
"El Partido Laborista no est¨¢ preparado para gobernar". Esta frase, extra¨ªda de un documento interno del propio partido y publicada ayer en primera p¨¢gina de un diario londinense, ensombreci¨® la comparecencia, por primera vez en calidad de l¨ªder del partido, de Tony Blair en el Congreso de la confederaci¨®n de sindicatos brit¨¢nicos. Por m¨¢s que Blair se afan¨® en quitar importancia a la inoportuna filtraci¨®n, negando que el partido tenga agenda secreta alguna -"nuestra ¨²nica estrategia es ganar las pr¨®ximas elecciones", dijo-, lo cierto es que el episodio dej¨® un regusto amargo entre los delegados sindicales, cada vez m¨¢s inquietos con el programa modernizador del nuevo l¨ªder laborista.
El documento, elaborado en febrero pasado por Philip Gould, asesor de campa?a y de estrategia de Tony Blair, fue entregado a The Guardian por un parlamentario del partido, seg¨²n el propio peri¨®dico.El texto es particularmente inquietante para los sectores de la izquierda tradicional laborista, que han visto c¨®mo Tony Blair tomaba con inusitada energ¨ªa las riendas ideol¨®gicas, de las que ha surgido en menos de un a?o un nuevo laborismo demasiado conservador para el gusto de muchos.
En el informe se se?ala que el partido necesita a¨²n pasar por una "revoluci¨®n completa" antes de lanzarse a una conquista del poder. Se acusa a¨²n en ¨¦l la falta de un proyecto pol¨ªtico capaz de igualar al que llev¨® en 1979 a Margaret Thatcher al n¨²mero 10 de Downing Street.
Pero quiz¨¢ lo m¨¢s preocupante de todo para la audiencia a la que ayer se enfrent¨® Blair es que el documento aboga por la creaci¨®n de una estructura centralizada directamente unida al l¨ªder. Una estructura de la que ser¨ªan parte esencial el grupo de estrechos colaboradores de Blair entre los que figura el. jefe de su equipo, Jonathan Powell, en calidad de coordinador; Alastair Campbell, su jefe de prensa, en calidad de propagador del nuevo mensaje, y Joy Johnson, jefe decampa?a y director de comunicaciones del partido, a quien el autor del borrador reserva la tarea de contrarrestar la publicidad negativa sobre el renovado partido. Algo que deja al descubierto todo un golpe de palacio en la c¨²pula laborista con la ambiciosa tarea de alcanzar el poder tras 16 a?os en la oposici¨®n.
Fuentes internas del partido citadas por el propio diario expresaban ayer su "completa consternaci¨®n" ante lo que califican de plan Gould para reorganizar la estructura laborista. La principal raz¨®n de esta preocupaci¨®n expresada por algunos parlamentarios es que varios de los puntos menores que se detallan en el informe han sido ya puestos en pr¨¢ctica. Quedan por desarrollar algunos de los decisivos. Los que permitan al partido superar una situaci¨®n que el texto describe como falta de "la cohesi¨®n" que debe caracterizar a un partido pol¨ªtico integrado que comparte una misma ideolog¨ªa. De ah¨ª que el texto insista en la necesidad de una reestructuraci¨®n, ya que el partido necesita "menos gente, pero mejor preparada".
Mientras el vicepresidente del Gobierno conservador, Michael Heseltine, aprovechaba la filtraci¨®n del texto para arremeter contra las divisiones. en el seno laborista, diversos miembros del equip¨® de Blair intentaban a la desesperada minimizar el efecto mort¨ªfero de lo desvelado.
Renovaci¨®n
Aun as¨ª, el peor trago le correspondi¨® al propio l¨ªder cuando se enfrent¨® a la amplia audiencia de delegados sindicales concentrados en Brighton.
Ante todos ellos, el joven abogado recuper¨¦ un discurso que caus¨® sensaci¨®n en el congreso del partido del a?o pasado: la defensa a ultranza de la renovaci¨®n emprendida. "La modernizaci¨®n del partido es correcta. Lo era cuando la comenz¨® en 1983 Neil Kinnock, tras, la peor derrota de nuestra historia. Lo era cuando la continu¨® John Smith y lo es en estos momentos. No habr¨¢ un nuevo Reino Unido sin un nuevo laborismo", dijo Blair.
Para los o¨ªdos m¨¢s reacios, el joven l¨ªder volvi¨® a se?alar que no pretende separarse de los sindicatos, sino, exclusiva" mente, clarificar las relaciones con ellos. Aun as¨ª insisti¨® sin ambages en su prop¨®sito de gobernar para todo el pa¨ªs, al tiempo que criticaba el "viejo ritual" sindicalista de discutir todos los temas pol¨ªticos en cada congreso anual. Los sindicatos, a su juicio, viven, en un tiempo estancado, pero ha llegado el momento de moverse.
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