Idiomas en la escuela

LOS AMBICIOSOS proyectos del Gobierno para impulsar la ense?anza de lenguas extranjeras anunciados por el ministro de Educaci¨®n al comenzar el nuevo a?o escolar, aunque susciten el natural escepticismo que se deriva de la tradicional ineficacia del sistema educativo en este campo, no dejan de merecer el est¨ªmulo de la sociedad. Y ello al margen del Gobierno que haya de asumir la direcci¨®n de la pol¨ªtica educativa en un futuro m¨¢s o menos inmediato.Nadie puede objetar el inicio precoz del aprendizaje de idiomas -a los cuatro a?os-, aunque s¨®lo sea con canciones y juegos, ni que se aspire a que todos los j¨®venes espa?oles puedan terminar su escolaridad obligatoria con un dominio razonable de al menos una lengua extranjera. Tampoco que pueda haber institutos de secundaria p¨²blicos, capaces de llegar a ofrecer una educaci¨®n biling¨¹e en una parte, aunque sea m¨ªnima, del curr¨ªculo oficial. Porque el acceso al dominio de otros idiomas tiene que dejar de ser privilegio exclusivo, como lo es pr¨¢cticamente ahora, de los j¨®venes cuyas familias pueden permitirse el lujo de financiar uno o dos a?os de su vida acad¨¦mica en otros pa¨ªses.

Algo van a cambiar las cosas a partir de ahora. Se ha adelantado a los ocho a?os el comienzo oficial del aprendizaje de una primera lengua extranjera; se posibilita, tal vez, en escasa medida, el que los institutos de bachillerato impartan una segunda lengua como materia optativa y se financian anualmente estancias del profesorado en los pa¨ªses del idioma de su especialidad, por citar s¨®lo algunos ejemplos de tales cambios. No obstante, subsisten problemas de infraestructura muy importantes. Uno de los principales, y el que probablemente m¨¢s justifique el escepticismo general, es no tanto el todav¨ªa insuficiente n¨²mero de profesores bien formados cuanto el excesivo n¨²mero de alumnos que cada profesor debe atender en las clases de idiomas.

El nuevo curso, por otra parte, suscita, si no escepticismos , s¨ª bastantes inquietudes respecto al futuro de la reforma del sistema educativo emprendida por la Administraci¨®n socialista que, seg¨²n todo indica, tiene los d¨ªas contados. El empe?o en mantener dos calendarios paralelos para la implantaci¨®n de la LOGSE contribuye mucho a esa inquietud. El desigual ritmo en la anticipaci¨®n de algunas etapas del nuevo sistema educativo puede ser una bomba de relojer¨ªa que haga saltar por los aires todo el sistema en muy poco tiempo. Las autonom¨ªas gobernadas por el PP, cuya antipat¨ªa hacia la reforma educativa socialista es evidente, anticipan la LOGSE a un ritmo considerablemente m¨¢s lento que el que le est¨¢ imprimiendo el ministerio en el territorio escolar dependiente de, su gesti¨®n. Asusta pensar los problemas que estos ritmos diferentes pueden ocasionar a las familias que tengan necesidad de trasladar su domicilio de una comunidad a otra cuando el hijo en edad escolar pueda encontrarse en la localidad de destino con un sistema de ense?anza radicalmente distinto al qu¨¦ ¨¦l sigui¨® en el colegio de origen.

As¨ª las cosas, resulta indispensable exigir a los partidos pol¨ªticos, ante las pr¨®ximas elecciones generales, que expliquen con claridad cu¨¢les son sus planes en relaci¨®n con la continuidad de la reforma educativa. Es imprescindible y urgente saber c¨®mo se traducir¨¢n en la acci¨®n concreta de gobierno las reticencias del PP ante el modelo educativo de la LOGSE.