"La transici¨®n a la democracia a¨²n no ha terminado en Chile"
Ricardo Lagos habita circunstancialmente en un ministerio t¨¦cnico, el de Obras P¨²blicas, pero su experiencia e instinto pol¨ªtico desbordan los n¨²meros. Es un peso pesado de la pol¨ªtica chilena. No duda en criticar al general Augusto Pinochet, de quien dice que "est¨¢ actuando fuera de su propia Constituci¨®n". Lagos mima su lenguaje cuando habla del presidente Eduardo Frei, su rival-compa?ero dentro de la coalici¨®n de partidos democr¨¢ticos. Tal vez, para sofocar malentendidos.
Pregunta. Las recientes declaraciones de Pinochet, coincidiendo con el 22? aniversario del golpe, en las que les llam¨® asesinos, han avivado los dos Chiles. Desde fuera se percibe a Chile como una democracia vigilada. ?C¨®mo lo ve usted?
Respuesta. Creo que esta peculiar transici¨®n chilena a la democracia a¨²n no ha terminado. Lo que ha ocurrido a partir de la sentencia de la Corte Suprema que condena a dos oficiales del Ej¨¦rcito como autores intelectuales del asesinato del canciller Orlando Letelier no hace sino poner de manifiesto las carencias de la transici¨®n. Creo que el discurso de Eduardo Frei [en el que propone una reforma del actual sistema tutelado] fue muy valiente, en tanto que dice que lo que ha ocurrido en estos meses demuestra que tenemos una democracia imperfecta y que nuestra institucionalidad es inadecuada para tratar los temas que tenemos entre manos. Es irracional, un sistema pol¨ªtico en el que somos mayor¨ªa en todas las elecciones y no tenemos mayor¨ªa parlamentaria para aprobar una reforma. Se dice que no hay que dejar los cambios a las mayor¨ªas. circunstanciales, ?qu¨¦ mayor¨ªa circunstancial es ¨¦sta si somos el 60% de Chile desde hace m¨¢s de ocho a?os!
P. ?Y las propuestas de Frei servir¨¢n para avanzar?
R. No es que con estas tres propuestas legislativas de Frei [reforma del sistema de designaci¨®n de la c¨²pula militar, reforma del Tribunal Constitucional y del Parlamento] se pueda decir que la transici¨®n est¨¦ hecha. Por cierto que no. Pero aceptemos que esas tres leyes nos permiten avanzar... Creo que, en cierto modo, la locuacidad militar de los ¨²ltimos tiempos tiene mucho que ver con una percepci¨®n de que estas propuestas legislativas est¨¢n ganado terreno en Chile e incluso en algunos sectores legisladores de la oposici¨®n. Es dif¨ªcil sostener que el presidente de la Rep¨²blica no pueda remover a los altos mandos [militares] o que en un Senado haya ocho o nueve se?ores que son el 20% de los senadores y que en la pr¨¢ctica modifican la voluntad popular.
P. Y que no son elegidos.
R. Y que no son elegidos, claro. F¨ªjese. En 1993 hubo elecci¨®n parcial de senadores; las listas nuestras, las de la concertaci¨®n, obtuvieron el 60% de los votos y la derecha menos del 40%. Y dado el peculiar sistema chileno, el n¨²mero de senadores es el mismo. ?Qu¨¦ sistema democr¨¢tico en el mundo da empate cuando uno saca 60 y otro 40?
P. Usted dijo en 1990 que hab¨ªa dos diferencias entre la transici¨®n chilena y la espa?ola, y le cito sus palabras textualmente: "Que el dictador est¨¢ entre nosotros, y con un gran poder". Y en segundo lugar, que existe una derecha heredera del pinochetismo. ?Es dif¨ªcil conducir una transici¨®n cuando est¨¢..., digamos, de cuerpo presente y con mando en plaza el ex dictador?
R. Es dif¨ªcil. Pero m¨¢s dif¨ªcil es el segundo punto. Aqu¨ª hubo un Fraga que fue un colaborador de la dictadura, pero que entendi¨®. que para que la derecha fuera opci¨®n de gobierno ten¨ªa que abrazar claramente un credo democr¨¢tico. Hoy lo que tenemos es que el sucesor de Fraga, Aznar, avanza hacia una consolidaci¨®n democr¨¢tica. Eso no lo ha hecho la derecha en Chile. La derecha todav¨ªa sigue siendo tremendamente dependiente... Muchos de ellos, no todos, requieren detr¨¢s una suerte de reaseguro militar.
P. Hay gente que insin¨²a que la figura de Pinochet ha tenido un papel moderador.
R. El ex presidente Patricio Aylwin dice que ha sido un elemento positivo, pues hab¨ªa una persona con la que entenderse. Sin embargo, no lo pondr¨ªa en esos t¨¦rminos. Ser¨ªa un agravio para el resto de los oficiales chilenos, como que ellos necesitan un pap¨¢ que les ordene. Hay una tradici¨®n en el Ej¨¦rcito de Chile que en alg¨²n instante debe aflorar. Una tradici¨®n de respeto y de obediencia al poder civil.
P. ?No es complicado, casi insultante, que despu¨¦s de 22 a?os del golpe el jefe de la represi¨®n llame asesinos a los derrotados?
R. Lo que ocurre es que estamos todav¨ªa muy lejos.... porque sigue habiendo dos Chiles. Lo dije el 11 de septiembre... lo que van a ver los televidentes en sus hogares son los dos Chiles, el Chile que va a misa porque en un d¨ªa como hoy muri¨® Allende y el Chile que se junta en un restaurante a celebrar con Pinochet. En ese sentido estamos muy lejos, queda mucho por avanzar.
P. ?Es marzo de 1998, cuando se jubila Pinochet, la clave?
R. Antes hubiera dicho que s¨ª. La crisis que se ha producido en este periodo no es una crisis de Pinochet, es de todas las Fuerzas Armadas.
P. Los casos Contreras y Espinosa, los dos generales condenados por el asesinato de Letelier, parecen otra prueba manifiesta de las limitaciones del poder civil. Contreras desobedece la sentencia refugiado en un hospital militar, protegido...
R. Formalmente ¨¦l est¨¢ dentro de la legalidad. Est¨¢ all¨ª en funci¨®n de una serie de recursos que la ley le permite. La pregunta interesante es: ?Y cuando se terminen esos recursos, qu¨¦? Apuesto que ese d¨ªa el Ej¨¦rcito en momento alguno, va a infringir la legalidad. Porque sabe que si lo hace, pierde.
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