Italia prepara ya su reingreso al SME, tras el armisticio monetario

X. V.-F. / I. C., Con la cicatriz a¨²n tiern¨ªsima, el enfermo empieza los ejercicios de recuperaci¨®n. Tras haber logrado del canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, un ment¨ªs a su ministro de Finanzas, Theo Waigel, ("Italia debe estar" en la moneda ¨²nica, dijo el viernes), el primer ministro italiano, Lamberto Dini, se apresta a reincorporar la lira al Sistema Monetario Europeo (SME) para fin de a?o. Esta resaca monetaria, la propuesta de incorporar la pol¨ªtica de empleo a la reforma de Maastricht y el debate sobre los costes de la ampliaci¨®n configuraron la vertiente econ¨®mica de la cumbre.

Si la fundadora Italia debe dejar de ser alg¨²n d¨ªa la pata coja del Mediterr¨¢neo -algo importante para Espa?a- y volver a influir en el mapa europeo, ser¨¢ porque forma parte de la m¨¢quina monetaria com¨²n y ha enderezado su vida pol¨ªtica. De lo primero hubo ayer una firme indicaci¨®n de voluntad. "Yo mismo", afirm¨® Dini, "quiero empezar a realizar contactos informales en Valencia" el pr¨®ximo fin de semana para reincorporar la lira al SME; reingreso que no es unilateral, pues requiere el acuerdo de los socios. Esta presencia es una se?al, pues no siempre el presidente del Consejo italiano -que es tambi¨¦n su propio ministro de Finanzas- acude a las reuniones del Ecofin. Antes, deber¨¢ evaluar la ley presupuestaria y las cifras de inflaci¨®n.Satisfecho de la retractaci¨®n alemana, Dini reconoci¨® los efectos de la bomba Waigel, aunque subordin¨¢ndolos al impacto del descenso del d¨®lar: "La ca¨ªda no ha sido dram¨¢tica, no compromete la hip¨®tesis de reingreso [al SME] a final de ano o principios de 1996".

Si Dini pon¨ªa sobre el tablero su asunto, Gonz¨¢lez hac¨ªa campa?a por su gran prioridad, "elevar el peso de la pol¨ªtica de empleo" dentro de la UE. Este asunto s¨¦ abordar¨¢ en la Conferencia intergubernamental que reformar¨¢ el Tratado de la Uni¨®n (el llamado Maastricht-2), indic¨®. Porque si la lucha contra el paro es el bander¨ªn de enganche de las pol¨ªticas econ¨®micas de los Quince, no tiene sentido su falta d¨¦ concreci¨®n y mecanismos, a diferencia de la uni¨®n monetaria, "que goza de gran precisi¨®n"."Por vez primera la UE se plantea la definici¨®n de una pol¨ªtica de empleo", insisti¨® el presidete del Gobierno refiri¨¦ndose, mas que a lo tratado en Formentor, al documento ¨²nico que aprobar¨¢ la cumbre de Madrid, y que acabar¨¢ con la proliferaci¨®n de propuestas distintas a cargo de los ministros sectoriales. El presidente de la Comisi¨®n, Jacques Santer, abund¨® en el detalle de los pasos que se dar¨¢n este trimestre para lograrlo, pero destac¨® su oposici¨®n a la idea sueca de configurar el ¨ªndice de paro como un requisito de convergencia adicional para la moneda ¨²nica. Nadie en Formentor abog¨® por modificar esos criterios.

La vertiente econ¨®mica de estos ejercicios espirituales se complet¨® con un debate inicial sobre el impacto de la ampliaci¨®n al Este (los pecos) y al Sur (Malta y Chipre) en las pol¨ªticas comunes de la Uni¨®n. Algo que preocupa a todos: el Reino Unido quiere descremarlas. Por eso Major agit¨® las enormes cifras que supondr¨¢ esa ampliaci¨®n. No para frustrarla, sino para eliminar buena parte de los paraguas proteccionistas dispensados por la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n y por los fondos estructurales. Kohl pas¨® de puntillas, aunque todos saben que Alemania est¨¢ harta de rascarse los bolsillos. No quiere pagar menos, sino que otros -Suecia, Dinamarca, Holanda, Francia- aumenten su contribuci¨®n.

Fue Santer quien puso el cascabel, al gato y sent¨® doctrina. "Si de verdad queremos esta ampliaci¨®n, habr¨¢ que pagar su precio". Nadie protest¨®. La familia decidi¨® que la batalla, aunque cruel, ser¨¢ civilizada.