La remendona del Ritz
Joaquina Bernaldo de Quir¨®s cose d¨ªa tras dia las alfombras del decimon¨®nico hotel
Tirada por los suelos, as¨ª transcurren las siete horas y media de trabajo de Joaquina Bernaldo de Quir¨®s, en cuyo pasaporte consta su profesi¨®n: restauradora de alfombras. siete a?os ocup¨¢ndose de las alfombras del hotel Ritz de Madrid, cosi¨¦ndolas, remend¨¢ndolas y arreglando el m¨¢s m¨ªnimo desperfecto, ayudada ¨²nicamente de una aguja e hilos de colores. Da sus puntadas tumbada en el suelo.La prueba que le hicieron para entrar consist¨ªa en restaurar un roto de dos metros en la alfombra de la entrada, una pieza ¨²nica de la Real F¨¢brica de Tapices, como pr¨¢cticamente todas las otras que inundan la superficie del hotel. "Lo hice por, el derecho y en el suelo, dos cosas que no hace nadie actualmente, al menos que yo sepa". Todo tiene su ciencia, y actualmente el sistema de restauraci¨®n ha cambiado: "Se llevan las alfombras a la Real F¨¢brica o bien las levantan y las cosen por el rev¨¦s, lo que es mucho m¨¢s f¨¢cil. Yo enca?ono [tender hilos verticales], luego tejo en horizontal y despu¨¦s echo los nudos. Todas las piezas son de nudo turco, es decir, cosidas con doble hilo, m¨¢s dif¨ªciles de hacer que el nudo espa?ol", afirma orgullosa.
Joaquina Bernaldo de Quir¨®s, a sus 57 a?os, es todo un personaje en el hotel, donde los despistados se asombran y los clientes habituales admiran su trabajo, algo que, por otra parte, no le falta. "Todo el suelo del Ritz est¨¢ cubierto de alfombras, y continua e inevitablemente se deterioran. Puedo decir que termino muy cansada". Entre todas ellas, la del restaurante es su preferida. "Tiene 200 metros cuadrados, una aut¨¦ntica joya"
Pero mientras Joaquina remienda las alfombras, algunos aires nuevos han entrado por la m¨ªtica puerta giratoria del Ritz. Hace 35 a?os la estrella de Hollywood James Stewart tuvo que sacar a relucir su pertenencia a la Armada de Estados Unidos para poder hospedarse en sus habitaciones, dado que como actor no se le permit¨ªa. Hace ya mucho tiempo que la rara fauna de actores y periodistas tienen permitido el acceso a sus estancias, si es que, obviando la profesi¨®n, se trata de alguno de los afortunados que pueden costeaerse este reducto de exquisitez situado en plena plaza de Neptuno. Sin embargo, el siglo XXI est¨¢ a la vuelta de la esquina y este cinco estrellas, inaugurado en 1910 y perteneciente a la cadena Forte desde 1982, ha decidido modernizarse.
As¨ª, por ejemplo, la cafeter¨ªa situada en el vest¨ªbulo central del hotel ha cambiado su decoraci¨®n, o las cristaleras del techo de la entrada, antes de variados tonos con ciertos toques rococ¨®, se han cambiado por unos simples cristales blancos. La inauguraci¨®n de un nuevo el pasado 5 de septiembre redondea este primer lavado de cara. Se trata de un lugar recoleto y cl¨¢sico situado en la planta baja del hotel. Una peque?a habitaci¨®n ahora ambientada en el m¨¢s puro estilo ingl¨¦s que llevaba 11 a?os cerrada y sin utilidad alguna.
Fue 1992 el a?o que marc¨® el comienzo de estos cambios que ahora afloran. En ese a?o lleg¨® Alfonso Jordan, actual consejero y director general, quien afirma que "me encontr¨¦ un museo y yo quer¨ªa hacer un hotel vivo y m¨¢s c¨®modo para los clientes". Una dr¨¢stica bajada de precios de un 23%. -"por aquel entonces era el hotel m¨¢s caro del mundo", afirma Jordan- y un mantenimiento de los mismos hasta la fecha les ha permitido aumentar la ocupaci¨®n del hotel en un 30% en estos ¨²ltimos tres a?os. Actualmente el precio de una habitaci¨®n oscila entre las 32.000 y las 36.000 pesetas las m¨¢s baratas. "Por otra parte", asegura Jordan, "hemos mantenido los servicios impecables que nos han caracterizado.
El s¨®tano del Ritz, una inmensa maquinaria con 183 empleados fijos, da cobijo a sus inmensas cocinas, junto a las cuales persisten otros peculiares departamentos que aun hoy siguen en pleno funcionamiento. El cuarto de la plata, donde se abrillanta y da esplendor a los servicios de mesa y adornos realizados en este noble material; la florister¨ªa, donde diariamente se preparan los innumerables centros de flores que adornar¨¢n salones y habitaciones, o el departamento de lencer¨ªa, destinado a lavar y planchar las numerosas manteler¨ªas y juegos de cama -todos de hilo- que diariamente se utilizan. As¨ª, el hotel sigue manteniendo, junto con los remiendos de Joaquina, otros usos y costumbres decimon¨®nicas que en su d¨ªa le hicieron famoso.
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