Rituales
The Posies son la gran esperanza del rock de Seattle, una vez las formas y planteamientos de la m¨²sica joven de dicha ciudad han pasado ya a ser moneda corriente en los grandes almacenes de todo el mundo. En su segunda visita a nuestro pa¨ªs ven¨ªan teloneados por Nothing, un joven cuarteto zaragozano al que a¨²n le queda un buen trecho por recorrer hasta lograr que su propuesta tenga algo m¨¢s de entidad. Su principal aportaci¨®n era que tocaban con dos bajos, uno de ellos ecualizado como una guitarra distorsionada y que era el que realizaba las figuras. Tras ellos, la contundencia justa y medida de The Posies vino a se?alar una diferencia fundamental entre ambas bandas. Los americanos saben que lo suyo, por muy desva¨ªdo o arriesgado que pueda resultar, ha de tener cierto punch en¨¦rgico que te obligue a reaccionar; a ponerte f¨ªsicamente en ello. La labor de ambos cantantes y guitarras, Jon Auer y Ken Stringfellow, fue potente y efectiva, mientras una ejemplar secci¨®n r¨ªtmica, compuesta por el bajista Dave Fox y el bater¨ªa Brian Young -que no paraba de tirar los platos al suelo a porrazos durante todo el concierto-, pon¨ªa los mimbres para un concierto intenso y, a la vez, bailable.M¨¢s tranquila fue la velada con Bandit Queen y los veteran¨ªsimos Yo la Tengo. Los primeros son un tr¨ªo de Manchester, cuyo peso estriba en el buen hacer de su guitarrista y cantante, Tracy Goddinng, y unas canciones de alto contenido emocional y belleza singular. La pega radica en que casi todas las canciones tienen un ritmo muy parecido y el resultado se hace terriblemente mon¨®tono, Mejor o¨ªr en disco.
En cuanto a Yo la Tengo, el tr¨ªo de New Jersey -formado por el bajista James Mcnew, la bater¨ªa Georgia Hubbley y el reconcentrado guitarrista y cantante Ira Kaplan- vendieron hace tiempo su alma al esp¨ªritu de Velvet Underground. Su concierto, consecuentemente, supuso un trance laber¨ªntico, entre sonidos chirriantes encadenados de forma hipn¨®tica y con la profunda y sugestiva voz de Kaplan como hilo conductor. Por sus caracter¨ªstica s de grupo que invita a sufrir, no puede decirse que fuera un concierto divertido. Aunque, eso s¨ª, el desvar¨ªo fue impecable y obtuvo gran recompensa por parte de un p¨²blico totalmente entregado al ritual.
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