"No ha llegado la hora de un punto final"
Joachim Gauck, un pastor protestante de 55, a?os, nacido en la ciudad hanse¨¢tica de Rostock, en la costa del B¨¢ltico, recibi¨® el mandato de dos parlamentos, la C¨¢mara del Pueblo de la desaparecida Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA) y despu¨¦s del Bundestag, de administrar los 180 kil¨®metros de archivos de los servicios secretos del r¨¦gimen comunista, el temido Stasi. El nombre de Gauck ha dado nombre al organismo que dirige con sede en Berl¨ªn, 14 filiales y 3.162 empleados. Considera Gauck que la Alemania unificada no puede olvidar sin m¨¢s las actividades de los ex colaboradores del Stasi.De Visita en Espa?a, por primera vez en su vida, Gauck pronunciar¨¢ hoy, en el Instituto Alem¨¢n de Madrid, una conferencia sobre un tema que lo dice todo: Todav¨ªa no ha llegado la hora de poner punto final. Esta es una idea central que Gauck expresa en una larga entrevista con EL PA?S celebrada en Madrid.
La C¨¢mara del Pueblo, el Parlamento libremente elegido en los ¨²ltimos meses de la RDA, y despu¨¦s el Bundestag acordaron, con el consenso de todos los partidos, llevar adelante un trabajo de elaboraci¨®n pol¨ªtica, jur¨ªdica e hist¨®rica del pasado. Para Gauck, se trata de evitar que con el final de la dictadura comunista ocurriese lo mismo que con la nazi. "El resultado es que cada ciudadano tiene el derecho a saber lo que existe registrado sobre ¨¦l en las actas de los servicios secretos. La Administraci¨®n p¨²blica, los parlamentos, las organizaciones sociales y las iglesias tienen derecho a comprobar si alguna persona trabaj¨®, de forma oficial o no oficial, para el Stasi. Si la investigaci¨®n resulta positiva, la Administraci¨®n p¨²blica puede librarse de esos maestros, polic¨ªas o juristas".
Cambio parcial de ¨¦lite
Seg¨²n Gauck, gracias a este mecanismo, "se ha producido en el Este de Alemania, tras la ca¨ªda del sistema, un cambio parcial de la ¨¦lite. Parcial, porque no se investig¨® todo el aparato comunista, sino a aquellos que de forma oficial o no oficial trabajaron para el Stasi. Pueden ser excluidos de la Administraci¨®n p¨²blica, pero pueden trabajar en la empresa privada. Esto ha resultado muy ¨²til, por que en Alemania, desde la dictadura de Hitler en 1933, ten¨ªamos en la Administraci¨®n p¨²blica personas que persegu¨ªan fines antidemocr¨¢ticos. Nosotros pensamos que hay suficientes alemanes de los otros".
En los errores cometidos en la persecuci¨®n de los antiguos nazis ve Gauck una justificaci¨®n para su trabajo actual contra los ex stasi. "En los primeros tiempos [tras la ca¨ªda del nazismo], las potencias ocupantes, sobre todo los norte americanos, aplicaron el programa de desnazificaci¨®n contra todos los que hab¨ªan sido miembros del partido y result¨® muy complicado, porque muchos hab¨ªan actuado por mero oportunismo. Despues, con Adenauer, se dijo, 'vamos a olvidar' y no se busc¨® a los antiguos nazis. As¨ª hubo profesores nazis, m¨¦dicos y juristas en cargos p¨²blicos, escuelas, tribunales e incluso en el Gobierno. En esa ¨¦poca, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n acept¨® esa reintegraci¨®n, que para los alemanes result¨® cara, porque perdieron reputaci¨®n intemacional. En el interior fue ¨²til. en un primer momento, pero perjudicial despu¨¦s. En las protestas estudiantiles del a?o 1968 se form¨® una generaci¨®n que desarroll¨® un distanciamiento hacia la democracia y el Estado de derecho por ese motivo. Por eso nosotros dijimos que no queremos una reintegraci¨®n de toda la ¨¦lite de la dictadura". No comparte Gauck la afirmaci¨®n de que las denuncias de su oficina pueden conducir a una prohibici¨®n del ejercicio profesional. "Mi oficina no tiene la misi¨®n de tomar decisiones. Somos un organismo federal independiente, que; en base de documentos escritos, eleva informes a las direcciones de personal y ¨¦stas deciden sobre la posterior elaboraci¨®n. En la primera fase se despidi¨® a alguna gente, pero lo hicieron los departamentos de personal. Nosotros no levantamos el pulgar hacia arriba o hacia abajo. En el Estado federal de Berl¨ªn, un, 4,7% de los maestros aparecieron en mi organismo como colaboradores no oficiales [del Stasi]. As¨ª aparec¨ªan en los documentos. Se enviaron al ministerio correspondiente y menos de la cuarta parte fueron despedidos. Se les interrog¨® y despu¨¦s se decidi¨® si su actividad hab¨ªa sido traici¨®n o si pod¨ªan continuar en el trabajo. La Administraci¨®n tiene el derecho, pero no la obligaci¨®n, de despedir". Admite Gauck la posibilidad de que en el Stasi hubiese algunas personas de buena fe, "pero naturalmente eran una minor¨ªa. Hab¨ªa algunos que no eran s¨¢dicos y actuaban por el sentido prusiano del cumplimiento del deber. Tambi¨¦n algunos actuaban de buena fe, por creer en el socialismo, pero por eso no se puede tratar el tema bajo el aspecto moral, sino pol¨ªtico. En la RDA ten¨ªamos 16 millones de habitantes y 90.000 funcionarios a pleno empleo del Stasi y unos 174.000 colaboradores no oficiales. Un 2% de la poblaci¨®n estaba vinculada al Stasi, y ahora cabe la pregunta de si el legislador debe preocuparse m¨¢s de los intereseses de ese 2% o de la mayor¨ªa oprimida de la poblaci¨®n. Poner punto final habr¨ªa favorecido en Alemania a la peque?a, minor¨ªa de los opresores y tratado peor a la mayor¨ªa de los oprimidos".
No cree Gauck que se invierta la carga de la prueba y se suprima la presunci¨®n de inocencia en las investigaciones sobre la ex Stasi: "Para trabajar en la Administraci¨®n p¨²blica no se investiga la culpa, sino que se pregunta sobre la adecuaci¨®n de personas, para ciertos cargos. Se prueba si son adecuadas por defectos de car¨¢cter o pol¨ªticos. No se elimina la presunci¨®n de inocencia. La Administraci¨®n p¨²blica no puede emplear a delincuentes o personas que no tienen la formaci¨®n adecuada. Se puede examinar si una persona merece confianza para ser juez o polic¨ªa. Esas personas pueden ganar, mucho dinero en la econom¨ªa privada. Un catedr¨¢tico de Medicina que colabor¨® con el Stasi puede ganar mucho dinero con el ejercicio libre de la profesi¨®n. Pero no tiene por qu¨¦ tener una c¨¢tedra".
'Gran inquisidor'
No le molesta a Gauck que un tonto le califique de gran inquisidor, pero s¨ª se ofender¨ªa si lo hace una persona inteligente. "Los grandes inquisidores ten¨ªan el poder de decidir con el pulgar hacia arriba o hacia abajo sobre las vidas. Mi tarea no es emitir sentencias, sino emitir informes. Esos hechos no los invent¨¦ yo".
Se suele afirmar que los nazis dejaron monta?as de cad¨¢veres y los comunistas alemanes s¨®lo monta?as de documentos. Gauck cree que el comunismo en su totalidad produjo m¨¢s v¨ªctimas que los nazis. "Investigaciones rusas sobre la era comunista demuestran que el comunismo en su conjunto produjo m¨¢s cad¨¢veres que los nazis, pero yo, como alem¨¢n, no puedo decir otra cosa que para m¨ª, la dictadura nazi elev¨® el crimen a una categor¨ªa especial. No obstante, los comunistas eliminaron las categor¨ªas de ciudadano y los derechos fundamentales. Por eso est¨¢n equivocados los que suprimen su capacidad de cr¨ªtica ante el comunismo s¨®lo porque en Alemania no fue tan grave como el fascismo. Hay que lograr de los dem¨®cratas un consenso antitotalitario, en vez de un consenso s¨®lo antifascista".
Gauck se opone al olvido: "Con el olvido en Alemania ya tuvimos una vez mala suerte [con el posnazismo]. Por eso el debate sobre la amnist¨ªa no tuvo ¨¦xito. Hubo intentos el invierno pasado de preparar una ley de punto final y una amnist¨ªa para los hechos delictivos [del Stasi], que no eran muchos. Ese debate fracas¨¦. Con la cifra de votos a favor de mi reelecci¨®n se mostr¨® que existe una coalici¨®n de la raz¨®n en favor de la elaboraci¨®n del pasado".
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