Sanidad y las pr¨¢cticas m¨¦dicas
El crecimiento de las llamadas "medicinas alternativas" en nuestro medio es espectacular, y seguramente se debe tanto a la frustraci¨®n que viven los ciudadanos, ante las exageradas expectativas creadas por la medicina tradicional (evidentemente a pesar de una propaganda exageradamente optimista al respecto, no todas las enfermedades se curan, y es m¨¢s, ante algunas no existen m¨¦todos de tratamiento eficaces), como a la quiebra de la relaci¨®n de confianza que deber¨ªa: existir entre m¨¦dicos y enfermos, y a la p¨¦rdida de otros valores que permitan asumir con entereza las inevitables adversidades de la fortuna.Es obvio tambi¨¦n que hablar en general es excesivo, pues las "medicinas alternativas" engloban un ampl¨ªsimo grupo con pr¨¢cticas y principios muy variados, y algunas de ellas pueden tener alg¨²n efecto terap¨¦utico, en mi opini¨®n, fundamentalmente, derivados del componente psicosom¨¢tico que rodea a toda enfermedad (y a veces la produce), y de su mayor b¨²squeda (le empat¨ªa entre m¨¦dicos y pacientes.
Dicho esto es tambi¨¦n evidente que alrededor de ellas existen muchos casos de pura y simple charlataner¨ªa, y de abusos de la confianza que personas, en muchos casos desesperadas y desahuciadas, que buscan en ellas el milagro que en otros tiempos fiaban en el santoral.
Tambi¨¦n debe tenerse en cuenta que el elevado ¨ªndice de paro entre los m¨¦dicos ha favorecido que un sector de ¨¦stos busque en este tipo de pr¨¢cticas la posibilidad de encontrar un medio de vida que de otra manera le resultar¨ªa inalcanzable. Naturalmente, tambi¨¦n hay que considerar el derecho de las personas a tomar decisiones sobre su propia vida, aunque ¨¦stas entra?en nesgos importantes.
El que personas con enfermedades poco importantes, problemas psicosom¨¢ticos o simplemente hipocondriacos abonen este circuito alternativo no tiene otros efectos que los puramente econ¨®micos. El problema se presenta cuando, como al parecer ha sucedido en el caso del grupo de Hamer, se hace abandonar el tratamiento al personas con graves enfermedades, que podr¨ªan beneficiarse del mismo, abri¨¦ndoles grandes esperanzas infundadas, y poniendo en peligro su vida.
La Administraci¨®n sanitaria, que, como viene siendo habitual, se ha laviado las manos en el tema, tiene responsabilidades al respecto, y muchas.. Primero, porque el art¨ªculo 43 de la Constituci¨®n Espa?ola reconoce a todos los espa?oles el derecho a la "protecci¨®n de la salud", y en este cas¨® est¨¢ siendo conculcado. Luego, porque la Ley General de Sanidad tiene toda una bater¨ªa de art¨ªculos que son de aplicaci¨®n al caso.
Para empezar, el art¨ªculo 13 que dice que "el Gobierno aprobar¨¢ las normas precisas para evitar el intrusismo profesional y la mala pr¨¢ctica", sin que nueve a?os despu¨¦s se hayan dado pasos al respecto; luego porque el art¨ªculo 10.5 se?ala que es un derecho de los usuarios de los servicios sanitarios. p¨²blicos y privados (el subrayado es m¨ªo) Ia informaci¨®n completa y continuada... sobre su proceso, incluyendo diagn¨®stico,, pron¨®stico y altem¨¢tivas de tratamiento", lo que obviamente no se ha producido en los casos que han salido a la opini¨®n p¨²blica. Adem¨¢s, el art¨ªculo 18.16 dice que la Administraci¨®n sanitaria desarrollar¨¢ la siguiente actuaci¨®n "el control y mejora de la calidad de la asistencia sanitaria en todos sus niveles". Y despu¨¦s, el cap¨ªtulo V, se?ala las posibilidades de actuaci¨®n cuando existe peligro de la salud "individual y colectiva", entre las que se?ala (art¨ªculo 24) Ias actividades p¨²blicas y privadas que, directa o indirectamente, puedan tener consecuencias negativas para la salud", posibilidades que posibilitan la intervenci¨®n de la autoridad sanitaria suspendiendo la actividad de que se trate incluso cuando se "sospeche razonablemente" que existe un riesgo para la salud.
Es decir, la Ley General de Sanidad obliga a una serie de actuaciones a la Administraci¨®n sanitaria, central y auton¨®mica (por cierto la andaluza ya lo ha hecho), para intervenir en casos. como ¨¦stos en que la salud de las personas peligra debido a actuaciones incorrectas, sean o no de personal m¨¦dico titulado.
Es necesaria por tanto la urgente actuaci¨®n de la autoridad sanitaria para impedir la repetici¨®n de hechos similares, que contrasta por ejemplo con la eficaz intervenci¨®n de las autoridades sanitarias austriacas y adem¨¢s el establecimiento por parte del Ministerio de Sanidad die las normas para prevenir el intrusismo y la mala pr¨¢ctica, salvo claro est¨¢ que se prefiera como hasta ahora "seguir en Babia".
Marciano S¨¢nchez Bayle es m¨¦dico, miembro de la Federaci¨®n de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad P¨²blica.
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