Fr¨ªo y rojo en la escena
Este hombre era un rojo de 20 a?os (1918) cuando escribi¨®, bella y triste, su obra Baal. De la cepa nihilista. La guerra mundial, el hospital de Augsburgo, hicieron de ¨¦l un pacifista para siempre. Un personaje asocial -pero, eso s¨ª, dentro de una "sociedad asocial", dec¨ªa ¨¦l-, encarnado a s¨ª mismo en este poeta vagabundo y asesino. Como su antepasado Fran?ois Villon, al que hay referencias, o como alg¨²n poeta contempor¨¢neo suyo. Como ¨¦l mismo querr¨ªa ser.Escribi¨® Baal despu¨¦s de Tambores lejanos, y de haber sido cr¨ªtico de teatro: estaba ya se?alado por la burguesla como escandaloso y peligroso. No pudo estrenar. Fue haciendo versiones, cambiando datos: y tambi¨¦n cambi¨¢ndose a s¨ª mismo. Cuando escribi¨® era expresionista; cuando estren¨®, antiexpresionista. Hab¨ªa pasado del nihilismo al comunismo: pero en todos sus pasos en la tierra -sus exilios, su fijaci¨®n en Estados Unidos, su regreso a la Alemania Democr¨¢tica- fue, sobre todo, un rojo.
Cr¨®nica de la vida de Baal
De Bertolt Brecht (entre 1918 y 1926). En alem¨¢n, con subt¨ªtulos en espa?ol. Compa?¨ªa del Berliner Ensemble, Alemania. Festival de Oto?o. Direcci¨®n: Peter Palitzsch. Teatro Alb¨¦niz, hasta el 30 de septiembre.
La versi¨®n m¨¢s 'segura'
Baal puede no ser su mejor obra, pero es claramente roja. Los poemas que aparecen en ella lo son. Oficialmente, esta versi¨®n del actual Berliner Ensemble puede ser la mejor de todas; o la m¨¢s segura. No hay que confundir los dos valores. El Berliner lo fund¨® ¨¦l mismo en 1949. Era una compa?¨ªa de Estado, ahora es privada y subvencionada (el Senado de Berl¨ªn): los herederos de Brecht no siempre est¨¢n de acuerdo con c¨®mo le interpretan.No hay que creer, tampoco, que la tradici¨®n es la mejor manera de conservar una obra, y mucho menos que cualquier forma de pureza sea en s¨ª una garant¨ªa. En todo caso, es una buena representaci¨®n: yo la preferir¨ªa menos fr¨ªa, m¨¢s ajena a los efectos de distanciamiento. Este hombre gordo y pasional, fuertemente. sexuado, mec¨¢nico en paro y poeta, asesino y muerto en la soledad y el fr¨ªo, es algo m¨¢s que una demostraci¨®n.
Me parece un gran actor el Volker Sperigler que lo interpreta, y su voz y su enorme y continua presencia -es un teatro de protagonista, no un teatro ¨¦pico todav¨ªa-; me parecen just¨ªsimos todos los dem¨¢s, y muy importante la direcci¨®n de Peter Palitzsch; me desagrada el fr¨ªo que sale de la escena, la lentitud, la demostraci¨®n. Habr¨¢ a quien este brechtismo le entusiasme. Yo encuentro que la obra est¨¢ escrita y pensada antes de que Brecht se inventase sus teor¨ªas, y que el hombrecillo del hospital de Augsburgo, el pacifista y antisocial escritor, desprend¨ªa el inefable calor del nihilismo, que es lo contrario de la frialdad.
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