Valor y piedad
Entre las primeras im¨¢genes,que se aferran a la memoria pol¨ªtica de juventud de mi generaci¨®n est¨¢ la de Willy Brandt arrodillado en 1970 ante el monumento a las v¨ªctimas del levantamiento de Varsovia. Cu¨¢ntos y cu¨¢n viles fueron los insultos que cosech¨® el entonces canciller alem¨¢n por su valor al prestar tributo de piedad a las v¨ªctimas y arrepentimiento por los cr¨ªmenes cometidos en el nombre de su pueblo. Entre las recientes est¨¢ la imagen de Arafat dando paso a Rabin en la Casa Blanca, posada suave y cort¨¦smente la mano del guerrillero palestino en la espalda del viejo militar de Israel.Tambi¨¦n estos dos hombres son objeto de los ataques de quienes confunden reconciliaci¨®n con traici¨®n. Ambos son ejemplos del valor que exige a los hombres renunciar a la f¨¢cil rutina del odio y demostrar la capacidad de luto por unos ca¨ªdos que no merecen ser la avanzadilla de m¨¢s muerte. Aqu¨ª la historia nos obsequia con la traducci¨®n ideal de lo. que se llam¨® Schuld und S¨¹hne. No es crimen y castigo, es culpa y redenci¨®n. Es el valor del luto y la esperanza.
En la renuncia a la victoria por exterminio del adversario y en la b¨²squeda de la convivencia tras el conflicto se muestra esa hombr¨ªa de bien -qu¨¦ t¨¦rmino tan antiguo- que impide que la derrota merme el honor del vencido, persona al cabo, y por ende, del vencedor. Toda una filosof¨ªa de la guerra y la paz reflejado de forma ¨²nica en el cuadro, de la La rendici¨®n de Breda. Hab¨ªa saqueos entonces, violaciones y quemas de ciudades y aldeas, pogromos y cr¨ªmenes sin par. Pero hab¨ªa hombres de autoridad que intentaban impedir que el odio rompiera los ¨²ltimos puentes que permiten que los hombres se miren a los ojos. Que ped¨ªan perd¨®n al vencido y sent¨ªan verg¨¹enza por las fechor¨ªas de sus mesnadas. El verdugo, consolado por el ajusticiable. El vencedor, conmovido por la suerte del derrotado.
La compasi¨®n, la necesidad de compartir dolor ajeno, incluso el de un gato apedreado, surge en la ni?ez. Se forma en una educaci¨®n que -es el pulso de los mayores contra la brutalidad natural. El dolor solidario con las v¨ªctimas no es sino el desarrollo de esa lenta formaci¨®n de los mejores materiales del alma. Y la generosidad para paliar la adversidad del adversario, incluso la causada por culpa del sufriente, es parte de esa construcci¨®n laboriosa y autodisciplinada que frena instintos de venganza y rencor. Nunca concluye, todo lo m¨¢s se acerca a lo que com¨²nmente llamar¨ªamos un buen hombre.
Y por encima de todo ello, en este proceso ennoblecedor de quienes siempre erramos y as¨ª crecemos, est¨¢ el arrepentimiento y el perd¨®n, imposible el ¨²ltimo sin el primero. En Alemania oriental, dec¨ªa hace unos d¨ªas en Madrid Joachim Gauck, gestor de los millones de fichas de, los esp¨ªas y polic¨ªa pol¨ªtica comunista, kil¨®metros de archivos almacenan infinidad de historias de culpa y traici¨®n, de mezquindad y deshonor, con nombres y apellidos.
-La redenci¨®n s¨®lo tiene ese camino de tres fases, seg¨²n Gauck: reconocimiento expreso de la culpa propia, arrepentimiento incondicional y perd¨®n de aquellos que a¨²n puedan otorgarlo porque viven y porque su conciencia se lo dicta. Nadie puede perdonar en nombre de otros, nadie, ni Violeta Friedman ni ning¨²n superviviente de Auschwitz o el Gulag pueden perdonar por quienes no sobrevivieron en aquellos escenarios del pecado absoluto.
Quienes tuvimos la suerte de no vivir en situaciones en las que la supervivencia era a veces fruto de indignidad o culpa, tenemos el deber de mantener alerta esa piedad hacia el pr¨®jimo y la obligaci¨®n de cultivar la compasi¨®n para redimirnos.Y en la introspecci¨®n, saber relativizar y rebajar a su justo y rid¨ªculamente banal contexto los m¨®viles que nos encanallan. Y que nos hacen desear u organizar la liquidaci¨®n f¨ªsica o moral del adversario, su desgracia y fracaso. Sin el valor y la piedad, en la victoria y en la derrota, corremos el peligro de olvidar el gesto de los protagonistas de esa par¨¢bola de la grandeza humana que es La rendici¨®n de Breda. Y hablamos de hombres, de pol¨ªtica, del mundo y de Espa?a.
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