?J¨¢spita!
"?Vienes con nosotros?" le pregunt¨¦ con inter¨¦s. Satisfecha, con seguridad de que su excusa provocar¨ªa envidia, contest¨® en el tono adecuado: "No puedo", dijo, a?adi¨®: "Me voy a un concierto JASP". "iJ¨¢sp¨ªta!", exclam¨¦ sin poder evitarlo. Entre las ruinas de la breve pero s¨®lida formaci¨®n musical que mis padres lograron darme (a pesar m¨ªo), busqu¨¦, sin suerte, un g¨¦nero musical con semejante nombre, pero, al llegar alcesto en que yacen ex¨¢nimes mis pobres recuerdos sobre la m¨²sica f¨®lcl¨®rica de Am¨¦rica, apareci¨®, en negrita y subrayado: jazz, como siempre, tan sugerente. Y sin pensarlo dos veces me lanc¨¦. "?Eso qu¨¦ es?, ?como el blues?" pregunt¨¦ sin sospechar la respuesta. "No, J¨®venes, Aunque Sobradarnente Inteligentes", contraatac¨® ella. Gotas de sudor recorr¨ªan mi frente mientras, desorientado, buscaba imposible acomodo a inteligentes en el vocablo de nuevo cu?o JASP. No hubo ¨¦xito. Pas¨¦ el resto de la tarde pensando en el individuo que hab¨ªa sido capaz de dar su aprobaci¨®n a tal campa?a publicitaria, y en los millones que deb¨ªa ganar. Aquella noche, en la barra de un bar, cerveza en mano mi compa?ero de tapeo me not¨® ausente. "An¨ªmate, a ver si hoy nos toca JASP", solt¨® a bocajarro. Me sent¨ª acosado. Alarmado, inici¨¦ r¨¢pidamente la secuencia de movimientos que, inevitablemente, me llevar¨ªan a batirme en inteligente retirada cuando, gracias al cielo, aclar¨®: "Ya sabes: Joder, Aunque Sea Poco".
Entonces, pleno de reflejos, tranquilizado por no tener que encontrar un hueco de dificil postura a ninguna palabra seria en algo tan inconsistente, ped¨ª, veloz, un whisky para m¨ª y otro para mi amigo, que nos bebimos con calma, entre sabios comentarios y miradas, mitad asombradas, mitad descaradas (sobre todo las de ¨¦l), a aquella hermosura de ojos oscuros y pelo negro que hab¨ªa entrado en el bar justo detr¨¢s de nosotros- .
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