"?Acabad con ¨¦l!"

?C¨®mo juzgarlo? El polic¨ªa o el gendarme que ha disparado sobre el sospechoso amenazante puede explicar, a buen seguro, que no est¨¢ dispuesto a arriesgarse a acabar con una bala en el vientre para evitarse los reproches de la prensa de izquierdas. Y, sin embargo, ?c¨®mo no ver las consecuencias desastrosas de la operaci¨®n que ha llevado a la muerte a Jalel Kelkal bajo las balas de los gendarmes? Se trata primero de la sospecha. Tras la neutralizaci¨®n de Eric Schmitt, conocido como HB, y la de Jalel Kelkal, presunto culpable de asesinato y de un intento de atentado que podr¨ªa, haberse convertido en una matanza, la coincidencia resulta inquietante. Para el observador c¨¢ndido, o malintencionado, parece como si la pena de muerte administrativa sustituyese por el azar de las operaciones, a la pena de muerte legal, abolida en 1981.En cada ocasi¨®n, las circunstancias, la mala suerte, la leg¨ªtima defensa, la "necesidad de no correr ning¨²n riesgo", justifican la acci¨®n expeditiva de las fuerzas del orden. Pero ?qu¨¦ decir entonces de esa cinta magnetof¨®nica registrada en el lugar en la que se, oye claramente este ap¨®strofe siniestro, "?Acabad con ¨¦l!", unos segundos antes de la muerte de Kelkal? ( ... ) La torpeza es tal que, si se hubiera querido hacer creer que los islamistas son unas v¨ªctimas en vez de unos verdugos, y Jalel Kelkal un m¨¢rtir en vez de un terrorista, no podr¨ªa haber ocurrido de otra manera.

, 8 de octubre