El Partido Popular y la idea de Espa?a
Que el PP se haya centrado no parece molestar ni a los nost¨¢lgicos de la derecha ultramontana ni a los neofascistas que manipulan j¨®venes bandas de cabezas rapadas. Tal vez sea porque se huelen que si provocan la creaci¨®n de un partido m¨¢s af¨ªn, jam¨¢s se instalar¨¢ un poder presuntamente menos desfavorable a sus postulados que la socialdemocracia. Tal vez sea sobre todo porque el olfato electoral del presidente, popular manda sobre el impulso de clarificar posicionamiento y oferta. Acuciado por la necesidad de sumar votos sin restar adhesiones, el instinto, impaciente y a la vez prudente, prevalece sobre la raz¨®n, incluida la de Estado. S¨®lo as¨ª se explica que la c¨²pula popular se haya dejado marcar el calendario pol¨ªtico por los aut¨¦nticos cerebros medi¨¢ticos del variopinto carromato antisocialista.Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar encarna como beneficiario una alternativa que no ha liderado, que muy probablemente hubiera podido liderar de haberse encaramado encima del d¨ªa a d¨ªa de los esc¨¢ndalos dando muestras de iniciativa personal, modernizado su ra¨ªdo lengua je y situando alg¨²n compa?ero/a a su izquierda. Es obligado admitir, aunque muchos lo hagan a rega?adientes, que el PP, lejos de representar peligros involucionistas, es un partido democr¨¢tico de centro-derecha homologable en l¨ªneas generales con los que en Europa ocupan este espacio pol¨ªtico.
Persisten bastantes reticencias entre amplios sectores de la sociedad que en otros pa¨ªses votar¨ªan a la derecha sin empacho, reticencias que no son ¨²nicamente fruto del recuerdo del franquismo. Aqu¨ª hay algo m¨¢s, algo impreciso que los electores no acaban de perfilar, pero perciben, porque los electores tambi¨¦n. tienen olfato. De la campa?a contra la patada en la puerta hemos pasado a la preocupante actitud revanchista que explot¨® en las calles de Madrid el 28 de mayo, la noche del primer, triunfo electoral de la derecha. De la propuesta fraguista de Administraci¨®n ¨²nica a un rancio nacionalismo carpetovet¨®nico que confundi¨® el encono contra los partidos que han apoyado a Gonz¨¢lez con la anatemizaci¨®n de los llamados nacionalismos perif¨¦ricos. De la imagen de imprescindible alternancia democr¨¢tica al abono y al protagonismo parcial del rifirrafe intolerante en que ha acabado la vida pol¨ªtica espa?ola. La reciente campa?a de ciertos medios afines al PP contra Ruiz-Gallard¨®n, por pasarse de centrista y plural, es un dato m¨¢s que contribuye al olorcillo m¨¢s bien poco agradable que est¨¢ desprendiendo el PP. Si a la postre el PSOE resiste mal que, bien la embestida y resulta que en las pr¨®ximas generales el criptovoto -intenci¨®n de voto no confesada en los sondeos porque tiene la impresi¨®n, de ir contra corriente- da un susto a Aznar a pesar del merecido descr¨¦dito del partido gubernamental, habr¨¢ que apuntar el resultado al pasivo cosechado por ¨¦l como jefe de la oposici¨®n en esta legislatura.
Con todo, hay que reconocer a los populares una notable capacidad de reacci¨®n pol¨ªtica, por lo menos en Catalu?a. Si hasta ayer protagonizaron una peligrosa campa?a de divisi¨®n social al cargar contra el consenso ling¨¹¨ªstico, ahora reivindican a Camb¨®, abrazan a las claras y sin empacho el postulado fundamental del catalanismo -la defensa de la identidad catalana-, se apuntan a su manera a la reciente. celebraci¨®n del 11 de Septiembre, fiesta nacional oficial en Catalu?a, y fichan al ex convergente Trias de Bes para encabezar su candidatura en las. generales. Lavar la imagen que Aznar y Vidal Quadras se han labrado de ¨²nica y peligrosa amenaza al consenso pol¨ªtico-social catal¨¢n no es tarea f¨¢cil, pero por ah¨ª se empieza. A lo mejor se han fijado en los socialistas, que no tuvieron problemas durante su etapa m¨¢s prepotente en aprobar la muy centralista LOAPA desde un Gobierno en el que se sentaban ministros que se autoproclamaron nacionalistas catalanes. Y hoy por hoy, los socialistas catalanes no son vistos como una amenaza a la reconstrucci¨®n nacional de Catalu?a ni por los independentistas m¨¢s radicales.
Es l¨ªcito preguntarse si las novedades del discurso popular en. Catalu?a responden a un cierto giro program¨¢tico o a una necesidad elemental y electoral de no levantar ampollas. La pol¨ªtica entendida como suma de votos para alcanzar el poder permite a los grandes, partidos simultanear mensajes esencialmente contradictorios, por lo que no ser¨ªa de extra?ar la superposici¨®n de un discurso patriotero y uniformista con otro m¨¢s plural y respetuoso con los hechos diferenciales. Parece que por ah¨ª van los tiros.
En cualquier caso, es mejor la ambig¨¹edad que el centralismo puro y duro. L¨¢stima que el PP no aproveche la oportunidad para ir avanzando propuestas que contribuyen en serio a la superaci¨®n de los contenciosos hist¨®ricos entre los distintos nacionalismos del Estado.
L¨¢stima que tampoco aproveche la proximidad de las elecciones para intentar recobrar en otros territorios la imagen moderada y centrista del 92 para ofrecer a la sociedad un programa de modernizaci¨®n y progreso. L¨¢stima que se prefiera el r¨ªo revuelto que el encauzamiento de los problemas pendientes. A lo peor es que no hay otra idea de la Espa?a del siglo XXI que la que va surgiendo de las imprevisibles circunstancias que configuran un presente confuso y vacilante.
Xavier Bru de Sala es escritor y periodista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.