Todo listo en Madrid para controlar el sat¨¦lite ISO
El nuevo telescopio espacial europeo buscar¨¢ estrellas y galaxias en el momento de su formaci¨®n
Las instalaciones de la Agencia Europea del Espacio (ESA), a 30 kil¨®metros de Madrid, son un hervidero de actividad 27 d¨ªas antes del lanzamiento del nuevo sat¨¦lite cient¨ªfico, el telescopio infrarrojo ISO. Astr¨®nomos, ingenieros y expertos en maniobras espaciales, 130 personas en total, est¨¢n comprobando todo al mil¨ªmetro y al segundo para garantizar el ¨¦xito de la misi¨®n. Ellos tienen el cometido de controlar el observatorio espacial, apuntarlo hacia las estrellas., Con dos a?os de demora debido a los problemas de construcci¨®n del ISO, tres salas de operaciones en un nuevo edificio de 3.000 metros cuadrados y una antena de 15 metros de di¨¢metro est¨¢n alerta, por fin, en la estaci¨®n de seguimiento de sat¨¦lites de Villafranca del Castillo (Madrid).
El lanzamiento del ISO desde la base de Kourou (en la Guyana francesa) est¨¢ fijado para el pr¨®ximo 8 de noviembre y ser¨¢ colocado en una ¨®rbita muy exc¨¦ntrica, describiendo cada d¨ªa una elipse completa que se acercar¨¢ a 1.000 kil¨®metros de la Tierra y se alejar¨¢ a 70.500 kil¨®metros. De las primeras maniobras se encarga el centro de operaciones de la ESA, en Alemania, y a los tres d¨ªas, cuando el sat¨¦lite est¨¦ en su sitio y los equipos encendidos y operativos, todo el control de la misi¨®n pasar¨¢ a Villafranca.
Un cubito de hielo
El ISO es un sat¨¦lite muy avanzado, tecnol¨®gicamente tan arriesgado como para tener a los astr¨®nomos cruzando los dedos con la esperanza de que todo salga seg¨²n los muy ambiciosos planes que han hecho para veren la oscuridad del universo las radiaciones fr¨ªas del infrarrojo. Radiaciones tan fr¨ªas que se ha comparado la sensibilidad del ISO a detectar el calor emitido por un cubito de hielo a una distancia de 100 kil¨®metros."Esperamos hacer descubrimientos en el campo del nacimiento de estrellas porque los astreis se forman en una nube de polvo que absorbe todas las radiaciones ¨®pticas y ultravioleta, de manera que s¨®lo se puede ver en el infrarrojo lo que est¨¢ pasando dentro de esa nube", explica el franc¨¦s Jean Clavel, responsable de. la operaci¨®n cient¨ªfica del ISO. El nuevo telescopio escudri?ar¨¢ en el cosmos lejano la formaci¨®n de galaxias, que nacen con muchas estrellas nuevas en'medio de mucho polvo interestelar. "Por supuesto, otro objetivo importante es la b¨²squeda de planetas, que son cuerpos muy fr¨ªos, alrededor de otras estrellas", dice Clavel.
El telescopio de infrarrojos tiene que estar en ¨®rbita porque la atm¨®sfera terrestre es pr¨¢cticamente opaca para esta interesante longitud de onda en la que emiten fen¨®menos astron¨®micos invisibles desde el suelo.
500 investigaciones
De los 980 proyectos de investigaci¨®n propuestos para el ISO, han sido seleccionados 500 y est¨¢n planificados para aprovechar al m¨¢ximo las 16 horas diarias de trabajo con el telescopio. Durante las ocho horas restantes, los detectores perder¨¢n sensibilidad al meterse el sat¨¦lite en los cinturones de part¨ªculas cargadas que rodean la Tierra.En la recta final hacia el lanzamiento, los especialistas est¨¢n haciendo en Villafranca todos los ensayos: "Por ejemplo, acabamos de simular las cuatro primeras horas de la puesta en ¨®rbita", dice Valeriano Claros, director de la estaci¨®n. "Aqu¨ª se har¨¢ todo el seguimiento de la misi¨®n: el control del sat¨¦lite, la operaci¨®n cient¨ªfica, el archivo de datos y su distribuci¨®n a los investigadores", explica.
De momento, se ha encontrado un fallo intermitente en una de las l¨ªneas de celdillas de la c¨¢mara Isocam. Clavel explica que no se puede destripar a ¨²ltima hora el sat¨¦lite para arreglarlo y que igual funciona bien en ¨®rbita. De cualquier forma, dice, no es un inconveniente insalvable en la obtenci¨®n de los datos cient¨ªficos. "Los detectores son muy complicados, no han sido utilizados nunca antes en otra misi¨®n espacial y es dif¨ªcil que absolutamente todo funcione de forma ideal", dice Clavel. La misi¨®n ISO cuesta a la ESA unos 70.000 millones de pesetas.
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