Los hispanos en la fiesta de Nobel

El qu¨ªmico sueco Alfred Nobel invent¨® en 1867 la dinamita, un explosivo basado en la nitroglicerina y mucho m¨¢s potente que la p¨®lvora. El ¨¦xito del invento hizo millonario al inventor, pero las muertes producidas por la manipulaci¨®n y el uso militar de la dinamita amargaron los ¨²ltimos a?os de Nobel, que trat¨® de aplacar su mala conciencia dejando su fortuna para premiar los esfuerzos por la paz y por el progreso de la humanidad.Los premios se entregan el 10 de diciembre, en una ceremonia solemne previamente ensayada y luego representada en el teatro Real de Estocolmo, donde cada premiado recibe una medalla y un cheque. Finalmente se celebra una cena y baile de gala, a la que acuden todos los invitados vestidos de etiqueta rigurosa. Hace unos a?os presenci¨¦ todo el ceremonial, y me pareci¨® excesivamente formal y estirado, aunque se aprecia la buena intenci¨®n de los organizadores de darle el m¨¢ximo realce. Adem¨¢s, ?por qu¨¦ limitarse a celebrar las victorias militares o los campeonatos de f¨²tbol? ?Por qu¨¦ no celebrar una vez al a?o con toda pompa- como hacen en Estocolmo- los descubrimientos cient¨ªficos?

Est¨¢ muy bien que existan los premios Nobel. Siempre y est¨¢n bien los incentivos, los premios, incluso los sue?os de casi imposible consecuci¨®n, pero que est¨¢n ah¨ª en el horizonte, como un acicate a salirnos del apoltronamiento, a esforzarnos, a dar lo mejor de nosotros mismos. Un pol¨ªtico puede so?ar con llegar a ser presidente del Gobierno, un ciclista con ganar el Tour. ?Con qu¨¦ puede so?ar un cient¨ªfico? Con ganar el Premio Nobel. Ning¨²n cient¨ªfIco trabaja para ello. Pero a nadie le amarga un dulce de un mill¨®n de d¨®lares ni el prestigio que lo acompa?a.

Los premios Nobel se conceden a individuos por sus propios m¨¦ritos personales, y con independencia de su nacionalidad. Los escritores de lengua espa?ola han conseguido 10 premios Nobel de Literatura (cinco a espa?oles y otros cinco a hispanoamericanos), es decir, bastantes m¨¢s que los de cualquier otra lengua, excepto el ingl¨¦s y el franc¨¦s. La cosecha cient¨ªfica ha sido m¨¢s escasa, pero no nula. Los hispanos han conseguido cuatro premios Nobel de Fisiolog¨ªa y Medicina, de los cuales dos han ido a parar a los espa?oles Santiago Ram¨®n y Cajal (1906), por sus estudios del tejido nervioso, y Severo Ochoa (1959), por la s¨ªntesis artificial de ¨¢cidos nucleicos, y otros dos a los argentinos Bernardo Houssay (1947), por sus estudios sobre el p¨¢ncreas y la gl¨¢ndula pituitaria, y C¨¦sar Milstein (1984), por sus descubrimientos en inmunolog¨ªa. El Premio Nobel de Qu¨ªmica recay¨® en 1970 en el argentino Luis Leloir, por su descubrimiento de los compuestos qu¨ªmicos que afectan el almacenamiento de energ¨ªa en los organismos, y acaba de recaer este a?o en el mexicano Mario Molina, por sus investigaciones sobre la qu¨ªmica de la destrucci¨®n del ozono en la estratosfera

Ning¨²n hispano ha recibido todav¨ªa el Premio Nobel de F¨ªsica -quiz¨¢s el m¨¢s prestigioso de todos-, a pesar de que el nivel de la f¨ªsica espa?ola se ha elevado bastante en los ¨²ltimos a?os, ni tampoco el de Econom¨ªa. Varios hispanoamericanos han recibido el de la Paz, el m¨¢s discutido, sin duda, pero quiz¨¢s el m¨¢s pr¨®ximo al coraz¨®n del fundador. Si existiera un Premio Nobel de Pintura, seguro que los espa?oles habr¨ªamos recibido varios. Si existiera uno de Matem¨¢ticas, seguro que no habr¨ªamos conseguido ninguno. Y no es por casualidad que Estados Unidos acapara m¨¢s premios Nobel que nadie. Aunque deformado, los premios Nobel son un espejo de la realidad.