Taslima Nasrim afirma que Islam y democracia son incompatibles

La escritora Taslima Nasrin, que protagoniz¨® una dram¨¢tica fuga de su pa¨ªs, Bangladesh, en agosto del a?o pasado, despu¨¦s de que los integristas isl¨¢micos le pusieran precio a su cabeza, ha arremetijo duramente de nuevo contra el integrismo isl¨¢mico."El Islam y la democracia son incompatibles. Yo no hablo solamente de los fundamentalistas. El Islam de por s¨ª se opone a la democracia. Es una necesidad establecer una sociedad laica en aquellos pa¨ªses que viven bajo el Islam y a trav¨¦s de una democracia verdadera respetar los derechos humanos de sus ciudadanos", declar¨® a EL PA?S la escritora bangladesh¨ª en Helsinki, donde asiste como invitada a los actos para conmemorar los 50 a?os de Naciones Unidas.

Despu¨¦s del gran ¨¦xito de su novela Laija, publicada en Espa?a bajo el t¨ªtulo de Verg¨¹enza (Ediciones B), la autora de 33 a?os, actualmente radicada,en Berl¨ªn, se prepara para el lanza miento de una nueva obra, que ver¨¢ la luz seg¨²n su promesa a comienzos del pr¨®ximo a?o. Es una novela, como no, sobre el Islam y situada en su Bangladesh natal. La escritora reivindica un compromiso literario que no goza de muy buena reputaci¨®n entre muchos de sus colegas occidentales. "Yo soy una escritora que se preocupa profundamente por los problemas de la sociedad. Los fundamentalistas est¨¢n ocupando d¨ªa a d¨ªa nuevas cuotas de poder y yo no podr¨ªa silenciar el peligro que ello implica. Mientras la injusticia y la desigualdad se impongan en la sociedad con ayuda del Islam, yo no podr¨¦, es cribir sobre temas abstractos", declar¨® Taslima Nasrin.

"?Por qu¨¦ nosotros deber¨ªamos tolerar a los integristas?", se pregunta la escritora. Y responde: "Cuando su lenguaje es de odio y sus acciones cargadas de violencia. Mi caso es solamente un ejemplo. Si toleramos sus acciones las v¨ªctimas ser¨¢n todas las mentes racionales de pa¨ªses como Bangladesh".

Ante la pregunta de c¨®mo se siente al vivir bajo vigilancia permanente, le hace surgir una mueca de desagrado en su rostro: "A nadie le puede gustar siempre tener al personal de seguridad sobre sus talones".