Tudjman espera hoy la recompensa electoral de los croatas por sus victorias militares
ENVIADO ESPECIALFranjo Tudjman espera hoy la recompensa de sus compatriotas en los comicios que, con un a?o de antelaci¨®n, deben designar a los 127 diputados del Sabor o Parlamento croata. ?l es glas naroda, la voz del pueblo, y tambi¨¦n pravi coujek u pravo vrijeme, el hombre adecuado en el momento adecuado, seg¨²n le denomina la propaganda electoral de su partido, la Uni¨®n Democr¨¢tica Croata (HDZ). Tudjman, de 73,a?os, da la impresi¨®n de creerse la reencarnaci¨®n del rey medieval Tomislav, h¨¦roe nacional de estos eslavos del sur de religi¨®n cat¨®lica que se consideran la vanguardia de Occidente frente a bizantinos y otomanos, representados ahora por los ortodoxos serbios y los musulmanes bosnios.
La Rep¨²blica croata nacida de la descomposici¨®n de la Yugoslavia comunista de Tito es hipersensible a aquellos momentos de la historia que convienen a su exacerbado nacionalismo. Sin embargo, practica una berroque?a anmesia respecto a aquellos otros menos heroicos. "No somos la continuaci¨®n del Estado nazi", dijo en la noche del viernes Tudjman en el mitin final de su partido en la plaza de Jelacic, el coraz¨®n de Zagreb. Se refer¨ªa al r¨¦gimen de los ustachis aliados de los nazis que liquidaron en el campo de concentraci¨®n de Jasenovac a cientos de miles de serbios, jud¨ªos y gitanos. Muchos serbios y bosnios identifican ahora a Tudjman y su partido con los ustachis. Se trata de una comparaci¨®n exagerada. El nacionalismo del HDZ es mucho menos totalitario y sanguinario que el de los ustachis de Ante Pavelic y tambi¨¦n mucho m¨¢s presentable formalmente que el de los partidarios de la gran Serbia. No se viste con uniformes paramilitares sino con ropa civil de dise?o italiano.Los diarios de Zagreb consagraban ayer sus editoriales a atacar duramente al congresista republicano norteamericano Frank Wolf, que ha declarado que "el ambiente de Zagreb se parece al de Berl¨ªn en los a?os treinta". Wolf tambi¨¦n exagera. Pero es cierto que en Zagreb hay algo inquietante. Ese culto a la personalidad del doctor Tudjman identificado con el narod, el pueblo o la naci¨®n croatas.
Tudjman, del que oficialmente nadie recuerda en Zagreb que fue general del Ej¨¦rcito comunista de Tito, afirm¨® que no quiere "oir hablar de una nueva Yugoslavia o cualquier tipo de uni¨®n balc¨¢nica". Toda una declaraci¨®n de principios ante las conversaciones de paz que comienzan la semana pr¨®xima en Ohio. Y advirti¨® que Croacia recuperar¨¢ "de una u otra manera" Eslavonia oriental, ese 5% de su territorio que queda en manos de secesionistas serbios. Si no lo hace ahora por la fuerza, explic¨®, es porque as¨ª se lo pide la comunidad internacional. Croacia ha recuperado casi todo su territorio, ha creado un protectorado para su narod en Bosnia y ha efectuado en una y otra parte una profunda limpieza ¨¦tnica, de la que el ¨²ltimo episodio ha sido la expulsi¨®n de los serbios de Krajina.
Vista gorda occidental
Cuenta con el apoyo de Alemania y el Vaticano, con el parinazgo de EE UU, representados en Zagreb por el omnipresente embajador Peter Galbraith, y con una generalizada actitud occidental de vista gorda. De los trespa¨ªses balc¨¢nicos en guerra, es tambi¨¦n el ¨²nico que funciona econ¨®micamente. As¨ª que la victoria del HDZ en las legislativas de hoy parece asegurada.La oposici¨®n, encabezada por los social-liberales (HSLS) y, los socialdem¨®cratas o antiguos comunistas (SDP), ha intentado denunciar el autoritarismo y la corrupci¨®n del HDZ. Tambi¨¦n los escasos medios de comunicaci¨®n independientes, como los semanarios Feral Tribune y Globus. Todo, seg¨²n los sondeos que otorgan al HDZ el 50% de los votos de los 3,6 millones de electores, parece haber sido en vano. A la mayor¨ªa de los croatas parece gustarles m¨¢s la m¨²sica de los ¨¦xitos militares en las recientes operaciones rel¨¢mpago y tormenta.
Para indignaci¨®n del Gobierno leg¨ªtimo de Sarajevo, unos 303.000 croatas de Bosnia votar¨¢n hoy a sus diputados en el Parlamento de Zagreb. La ley electoral aprobada por y en beneficio del HDZ, concede a la llamada di¨¢spora croata 12 de los 127 esca?os. De los 364.000 electores censados de la di¨¢spora, 303.000 viven en Bosnia, o mejor dicho en lo que los croatas llaman Herceg-Bosna, el feudo conquistado por el Consejo de Defensa Croata (HVO) frente a los musulmanes partidarios del mantenimiento de una Bosnia que sea la patria unida de todas sus comunidades.
?C¨®mo puede Zagreb reconocer formalmente la unidad y soberan¨ªa de Bosnia y abrir hoy en una parte de su territorio coleIgios electorales? La respuesta es que Tudjman, el HDZ y la mayor¨ªa de los croatas no se creen lo que aceptan de boquilla. La federaci¨®n entre los bosnios leales al Gobierno de Sarajevo y los croatas de Herceg-Bosna no existe en la pr¨¢ctica.
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