Sencillamente un cantaor
El mito Poveda comienza a desinflarse. Y tanto mejor para el flamenco y, sobre todo, para el cantaor. Hab¨ªa comenzado extraordinariamente bien por malague?as. Luego sigui¨® magn¨ªfico por alegr¨ªas, cantando en aut¨¦ntico maestro por tonos bajos para romper por todo lo alto en los tercios finales. Despu¨¦s, poco m¨¢s. Y no es que Poveda se hundiera ni mucho menos, pero le faltaba la chispa de inspiraci¨®n que hab¨ªa saltado al principio, y continu¨¦ ofreciendo un cante casi plano.Quiz¨¢ la causa del repentino baj¨®n estribara en las caracter¨ªsticas del escenario. All¨ª los int¨¦rpretes no se oyen ni tienen punto de orientaci¨®n, y eso es una dificultad enorme. Con el toque humilde y eficaz del guitarrista catal¨¢n de Puentegenil, Poveda cant¨® 10 palos de comp¨¢s y libres, que dicen domina mejor.
Miguel Poveda
Miguel Poveda, cante; Juli¨¢n Navarro, El Califa, toque; Casa Patas. Madrid, 4 de noviembre.
No brill¨® en ¨¦l, como otras veces, el hermoso rajo de su voz, capaz de quebrarse en melismas de un bello efecto. Poveda, que da otro recital esta noche en Rev¨®lver, tendr¨¢ que acostumbrarse con ser sencillamente un cantaor, pero eso ya es mucho.
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