El Racing mete al Rayo en el trastero
La mala defensa del equipo de Marcos permiti¨® el triunfo c¨¢ntabro
El Rayo defiende con flores. Y por eso perdi¨®. Lejos de recibir con mala cara al Racing en las inmediaciones de Espa?a, de llenarle esa zona de trampas y minas, le puso alfombras en cada visita. No quiso abusar tampoco el grupo c¨¢ntabro de la concesi¨®n. Se arrim¨® arriba lo justo. Lo necesario para llevarse los puntos y de paso, arrinconar un poco m¨¢s al Rayo en el trastero de la clasificaci¨®n.Tiene el Racing un esqueleto desigual. Cuenta para las tareas defensivas con tipos de piedra, en¨¦rgicos, m¨¢s pr¨®ximos al perfil de guardaespaldas que al de futbolistas (Pablo, Merino, Txema). Se mueven con aparente pesadez, se enredan con el juego y se llevan decididamente mal con la pelota. Logran persuadir, eso s¨ª, de lo poco recomendable que es acercarse por sus alrededores.
Unos metros delante, en cambio, el Racihg se transfoma. Asoma entonces un juego aseado, dotado de sentido en el pase y en el apoyo, donde se compensa el esfuerzo por buscar al compa?ero mejor situado con las ganas de ofrecerse constantemente al futbolista que tiene en cada momento la pelota. En medio de un jard¨ªn, como se vio ayer, la sensaci¨®n de amistad con el buen gusto se multiplica.
Tuvo el Rayo un aspecto decidido y un saludable talante ofensivo. Se esforz¨® por llevar el volante, por tener la pelota y por mirar la porter¨ªa contraria. Sin embargo, finalmente perdi¨® todas las batallas: le cost¨® sobrevivir en medio de la rocosidad defensiva del rival, no acert¨® con Andrijasevic como medio centro y, sobre todo, hizo de su zaga una tienda de regalos.
El Racing midi¨® con racaner¨ªa sus ataques, pero dio la sensaci¨®n de tenerlo todo bajo control. Esper¨® a que el rival le concediera el primer gol (tira unos fueras de juego rar¨ªsimos el Rayo, muy f¨¢ciles de burlar) y no tembl¨® luego, con el empate. Al rev¨¦s, Miera sac¨® a Esteban Torre de una suplencia complicada de entender y el bando c¨¢ntabro se hizo m¨¢s poderoso: lleg¨® el 1-2. Los esfuerzos finales de Baroja (el libre fue el rematador local m¨¢s acertado) no sirvieron de nada. Ceballos se encarg¨® de conservar a salvo los puntos, y, de paso, arrinconar un poco m¨¢s al Rayo en el trastero de la clasificaci¨®n.
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